“Estos medicamentos se utilizan para el control de peso como enfermedad. No son un producto estético, no son un producto milagro, no deberían de ser vendidos sin recetas médicas”.
Ricardo Luna
Presidente de la Sociedad Mexicana de Obesidad
“Debe ser recetado por un médico. El médico debe tener la evaluación bioquímica del enfermo, debes haber hecho estudios previos”.
Jesús Montoya Ramírez
Cirujano bariatra
Alguien más en la web lo pone a 900 pesos en menudeo y 800 a partir de 10 piezas, y que a la pregunta sobre cómo debe usarse responde: “Es una dosis por semana de 2.5 mg durante un mes, (pero debe) ir a su chequeo médico y ver si sube la dosis a 5 mg”.
“Tenemos todas las dosis, y con tu compra la primer asesoría es gratuita, o si eres de fuera el envío corre por nuestra cuenta”, anuncia otro usuario, con una imagen que lo describe como un producto para aumentar la saciedad y control de insulina y glucosa, así como para regular la digestión y mejorar la presión arterial.
“Lo veo todos los días; lo veo en muchos pacientes, lo veo en las redes sociales y lo veo en comentarios de reuniones con amigos. Todo el tiempo estoy escuchando acerca de cómo la gente se automedica”, cuenta en entrevista telefónica el doctor Ricardo Luna, presidente fundador y miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Obesidad.
“Escuchan en las redes sociales que las Kardashian, que Elon Musk y que los artistas lo utilizaron como si fuera una vacuna, se inyectan y ya, creen que eso es todo. Y no, la obesidad tiene un tinte más complejo”, agrega.
Fue a finales del año pasado cuando Mounjaro -cuyo principio activo es la tirzepatida- obtuvo la aprobación de Cofepris como tratamiento de la diabetes tipo 2 en México, y para mayo de este 2025 Eli Lilly anunciaba tener también la autorización para comercializarlo como fármaco para control de peso, informando que estaría disponible en el País a partir de junio.
En su sitio en línea, no obstante, aún se le describe como “medicina inyectable recetada que se usa junto con dieta y ejercicio para mejorar los niveles de azúcar (glucosa) en la sangre, en adultos con diabetes mellitus tipo 2”. Y salta a la vista el mensaje: “Mounjaro no es una medicina para perder peso“.
A partir de los resultados del ensayo clínico SURMOUNT-5, Eli Lilly ha presumido que la tirzepatida propició una pérdida de peso promedio del 20.2 por ciento en los participantes, a diferencia del 13.7 por ciento alcanzado con semaglutida, que es el principio activo de Ozempic y Wegovy, ambos de la farmacéutica danesa Novo Nordisk.
“Estos medicamentos se utilizan para el control de peso como enfermedad. No son un producto estético, no son un producto milagro, no deberían de ser vendidos sin recetas médicas”, subraya Luna.
“En este esfuerzo desesperado de la gente por tratar de bajar de peso, sí puede haber un uso indiscriminado con esto”, advierte a su vez el doctor David Ampudia Chávez, cirujano gastrointestinal con especialidad en endoscopía y subespecialidad en cirugía bariátrica.
Acción y riesgos
Al igual que la semaglutida, la tirzepatida es parte de los llamados agonistas de los receptores del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1), y lo que hace es imitar la hormona GLP-1 que los humanos producen naturalmente en el tracto gastrointestinal en respuesta a la ingesta de alimentos.
Además de incitar al organismo a producir más insulina, lo cual reduce la glucosa en la sangre, se ha observado que este péptido tiene una función importante en los procesos relacionados con la saciedad; “estas sustancias apagan, por así decirlo, el switch del hambre a nivel de hipotálamo en el cerebro”, expone Ampudia.
“Eso es algo muy poderoso porque si a nivel central, a nivel de sistema nervioso, el apetito es menos y la saciedad se estimula, ya no vas a comer”, continúa el experto.
Pero no sólo eso, sino que este medicamento también retarda el vaciamiento gástrico. El cirujano bariatra Jesús Montoya Ramírez explica que usualmente el estómago debe estar vacío a las dos horas después de comer.
“(La tirzepatida) lo que hace es disminuir la motilidad gástrica de manera importante, y entonces el retardo del vaciamiento gástrico es por muchas horas más. En vez de ser dos, puede ser hasta cuatro o seis horas”, detalla el especialista.
Aquí es donde el uso de este fármaco puede empezar a ser una experiencia complicada para quienes lo toman, pues a ese sentirse lleno durante más tiempo pueden sumarse náuseas y vómitos, lo cual es apenas el inicio de una serie de potenciales malestares a nivel gastrointestinal.
Diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, inflamación, gastritis, reflujo, flatulencias y eructos, son algunos de los efectos adversos más comunes que enlista el doctor Ampudia, quien por ello recomienda que haya vigilancia por parte de un médico.
“Como cualquier medicamento, no son efectivos para todos y no son seguros para todos. Son medicamentos, tienen contraindicaciones”, remarca Luna, enfatizando que Mounjaro está contraindicado en pacientes con antecedentes de pancreatitis, así como de carcinoma medular de tiroides (CMT).
En la propia página en línea de este fármaco se advierte: “No uses Mounjaro si tú o un familiar han tenido CMT o si tienes una condición del sistema endocrino llamada síndrome de Neoplasia Endocrina Múltiple tipo 2 (NEM 2)”.
“Debe ser recetado por un médico. El médico debe tener la evaluación bioquímica del enfermo, debes haber hecho estudios previos”, remarca Montoya Ramírez.
“No hay una regulación como tal, en las farmacias no hay, y los mismos laboratorios se hacen patitos con tal de que se venda muchísimo, y no restringen ese tipo de medicamentos que sí te pueden poner un problema grave bajándote el azúcar de manera importante, causándote alteraciones de hipoglucemias”, añade el cirujano bariatra.
Solución: Receta en mano y no brincarse al doctor
Para los expertos, la forma de evitar el uso indiscriminado y riesgoso de estos nuevos fármacos es restringiendo su libre venta.
“Simplemente hay que decirle a las farmacias que pidan las recetas”, exhorta el doctor Luna a las autoridades regulatorias del País, poniendo como ejemplo el caso de la venta controlada de antibióticos.
Por otra parte, a nivel personal, lo ideal sería tener una valoración individualizada que permita saber si será seguro y justificado hacer uso de estos tratamientos.
“Lo mejor es que haga una buena evaluación con laboratorios sobre su función metabólica, y que acudan al médico que es el adecuado para ese tratamiento”, insta Montoya Ramírez, previniendo acerca de quién puede dar este tipo de atención.
“Muchos de los que se identifican como médicos bariatras sólo son médicos generales que se han puesto a estudiar un poquito más, pero a veces ellos no tienen la capacidad para hacer diagnósticos más profundos”, apunta.
Finalmente, como una recomendación para sus colegas del gremio médico, Ampudia resalta la importancia de informar a las personas; “nos toca a nosotros hacer mucha información y sobre todo concientización para decir: ‘Bueno, sí funciona, pero vamos a ver, porque no es para todos'”, señala el cirujano.
“Acudan con un profesional de la salud que evalúe por qué tienen obesidad, y que les dé un medicamento, un traje a la medida. El medicamento correcto en el paciente correcto les va a dar un éxito a largo plazo en el control de la obesidad”, concluye Luna.
Lo que debes saber
Nombre comercial: Mounjaro
Principio activo: Tirzepatida
Aprobación en México: Cofepris lo autorizó a finales de 2024 para diabetes tipo 2.
Disponibilidad: Se ofrece en redes sociales y sin receta en algunas farmacias.
Promesas comerciales: Control de glucosa, saciedad, mejora en digestión y presión arterial; se promociona como solución estética sin control médico.
Efectos secundarios comunes: Náuseas, vómito, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, gastritis, reflujo, flatulencias, eructos.
Problemática: Uso indiscriminado, venta sin control, automedicación promovida por influencers y redes sociales.
Solución propuesta por expertos: Venta solo con receta, regulación estricta y atención médica especializada.