15 de marzo de 2025
Descubren avispa prehistórica con abdomen similar a una planta carnívora, atrapada en ámbar hace 99 millones de años
Un descubrimiento sorprendente ha llevado a científicos de la Universidad Normal Capital de Pekín y el Museo de Historia Natural de Dinamarca a sumergirse en el mundo de los insectos prehistóricos. En un hallazgo realizado en Myanmar, se ha identificado una especie de avispa que data de hace 99 millones de años, durante el Cretácico. Lo que hace aún más fascinante este descubrimiento es que los restos de este insecto están conservados en ámbar, lo que permite una conservación detallada de sus características físicas. Y no es solo su antigüedad lo que la hace especial, sino su anatomía única, que recuerda a una planta carnívora, similar a la Venus atrapamoscas.
La nueva especie ha sido nombrada Sirenobethylus charybdis, en honor al monstruo mitológico Caribdis, famoso por utilizar su abdomen para atrapar a sus presas, de acuerdo con el estudio publicado en la revista BMC Biology. Este hallazgo añade una nueva pieza al rompecabezas evolutivo de los insectos, pero también remite a los guiños de Jurassic Park, la famosa franquicia que popularizó la idea de criaturas del pasado conservadas en resina ámbar.
Un abdomen sorprendente: ¿función carnívora o parasitaria?
Lo que hace particularmente intrigante a Sirenobethylus charybdis es su abdomen, que presenta una estructura inusual nunca antes vista en insectos. Si bien su cuerpo es similar al de una avispa moderna, su abdomen es diferente: la mitad posterior recuerda a las hojas de la Venus atrapamoscas, una planta carnívora conocida por atrapar presas en sus hojas. En el caso de la avispa, el abdomen está cubierto con cerdas peludas, lo que sugiere que podrían haber sido usadas para atrapar o inmovilizar presas, algo que ningún insecto actual parece poseer en tal forma.
Los investigadores plantean varias teorías sobre cómo podría haber funcionado este extraño abdomen. La hipótesis más probable es que la avispa fuera una especie parásita, utilizando su aparato abdominal para sujetar a insectos como moscas y luego depositar sus huevos en ellos. Esta práctica es común en muchas avispas parásitas modernas. El abdomen de la Sirenobethylus charybdis estaba diseñado para cerrar alrededor del huésped de manera similar a una trampa, lo que habría permitido a la avispa inmovilizar temporalmente su presa mientras depositaba sus huevos.
Un enigma prehistórico: el misterio del comportamiento reproductivo
Sin embargo, el comportamiento reproductivo exacto de esta antigua avispa sigue siendo un misterio. Como no se han encontrado ejemplares machos de esta especie, los investigadores no pueden confirmar si la hipótesis sobre la inmovilización de presas es la correcta, o si este mecanismo servía para otro propósito, como para facilitar el apareamiento. En cualquier caso, el descubrimiento arroja nuevas luces sobre los comportamientos de los insectos del pasado y sus estrategias de supervivencia.
Conservación en ámbar: el pasado atrapado en el tiempo
La preservación de estos insectos en ámbar ofrece una oportunidad única para los científicos de estudiar especies que vivieron hace millones de años. El ámbar, resina fosilizada de árboles, ha conservado los restos de estos insectos casi intactos, permitiendo que los investigadores detallen la anatomía de estos animales como nunca antes. A través de este estudio, los científicos no solo han identificado una nueva especie, sino que también han podido obtener información valiosa sobre el comportamiento y la ecología de los insectos en tiempos prehistóricos.
Un descubrimiento con ecos jurásicos
El hallazgo de Sirenobethylus charybdis no solo es un importante aporte para la ciencia, sino que también evoca un guiño fascinante a la ciencia ficción, especialmente a Jurassic Park, donde la resina ámbar juega un papel crucial en la resurrección de especies extintas. Aunque en este caso no estamos hablando de dinosaurios, el concepto de revivir el pasado a través de la conservación de especies en ámbar sigue siendo tan cautivador como en las pantallas del cine.
Este tipo de hallazgos nos recuerda que, aunque los dinosaurios ya no existan, el mundo prehistórico aún guarda secretos fascinantes y criaturas que, aunque extinguidas, siguen atrapadas en el tiempo, esperando ser descubiertas.
FUENTE: Revista Muy Interesante