Mucho antes de los infartos de miocardio y los ictus, se ha ido acumulando de forma silenciosa la placa en las arterias que los provoca. “Cuando los niveles de colesterol malo en sangre son elevados de forma mantenida hay que controlarlos”
El colesterol es una sustancia naturalmente presente en nuestro cuerpo y fundamental para la vida. Pero cuando el LDL colesterol, conocido como colesterol malo, se deposita en las arterias da lugar a la temida ateroesclerosis que es la principal causa de infarto y de muchos ictus, así como de mortalidad y discapacidad. Una cuestión fundamental para reducir el riesgo cardiovascular es la correcta adherencia al tratamiento, aunque el paciente no tenga síntomas.
De la importancia del colesterol para nuestro organismo da idea el hecho de que la mayoría de las células de nuestro cuerpo son capaces de producirlo cuando es necesario. “Pero ese colesterol útil no debe ser confundido con el colesterol que medimos cuando hacemos un análisis de sangre“, explica Leopoldo Pérez de Isla, especialista en Cardiología y jefe de sección en el Hospital Clínico San Carlos, en Madrid.
Los riesgos de la ateroesclerosis
En un análisis convencional se puede determinar cuánto colesterol tiene la persona examinada y dividir este parámetro en dos tipos: el HDL, conocido como colesterol bueno, y el LDL o colesterol malo. “Cuando los niveles de colesterol malo en sangre son elevados de forma mantenida, este tipo de colesterol se deposita en las arterias y forma lo que llamamos aterosclerosis, que es la causa fundamental de los infartos de miocardio y de muchos ictus, así como de enfermedad de la aorta y de las arterias de las piernas”, explica el doctor Pérez de Isla.
El hándicap de no producir síntomas
Uno de las dificultades en el abordaje de la hipercolesterolemia es que el colesterol elevado generalmente no produce síntomas claros, por lo que un análisis de sangre es la única manera de determinar sus niveles.
Incluso se recomienda que los niños se realicen pruebas de colesterol entre los 9 y 11 años, especialmente si tienen antecedentes familiares de colesterol alto o enfermedades cardíacas, señala Leopoldo Pérez de Isla. Los adultos deben chequear sus niveles cada 4 a 6 años, y con más frecuencia si tienen condiciones de salud como diabetes o hipertensión. “Es de especial importancia que las mujeres lo vigilen al entrar en la menopausia“.
Factores que se pueden controlar: alimentación y ejercicio físico
El colesterol alto, en la mayor parte de las personas, se debe a una predisposición genética que puede ser modificada en sentido positivo o negativo por factores que se pueden controlar, como la alimentación y el ejercicio físico. “Una dieta alta en grasas saturadas y grasas trans contribuye a este problema. Hay casos muy severos, como la hipercolesterolemia familiar que se asocian a una elevación muy intensa desde el nacimiento de los niveles de colesterol”, indica el doctor Pérez de Isla.
Perfiles diferentes según factores de riesgo
“Pero, debemos saber que, junto con los niveles de colesterol LDL, hay otros factores que pueden acelerar la formación de aterosclerosis”, recalca este especialista en Cardiología. Por tanto, no es lo mismo un nivel de colesterol LDL en un paciente que presenta muchos de estos otros factores, como obesidad, sedentarismo, tabaquismo, diabetes o hipertensión arterial, principalmente, que en otra persona que no añade otros factores de riesgo.
Un nivel elevado de colesterol LDL produce aterosclerosis y puede conducir a “una serie de situaciones que ponen en riesgo nuestra vida y nuestra calidad de vida”, advierte el doctor Pérez de Isla, entre las que se incluyen infarto agudo de miocardio, angina de pecho, ictus y obstrucción aguda o crónica de las arterias de las piernas.
Prevención
Para prevenir y manejar los niveles altos de colesterol el primer paso e imprescindible es seguir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, pescado y granos enteros, limitando el consumo de grasas saturadas y grasas trans, así como mantener un peso adecuado y realizar, al menos, 30 minutos de ejercicio al día. Evitar el tabaquismo y el consumo de alcohol son también dos elementos claves para la prevención de enfermedad cardiovascular.
En aquellas personas en las que estas medidas no son suficientes o su médico estima que no lo van a ser “es donde entra en juego el empleo de medicamentos para bajar el colesterol. Una vez más, es importante conocer que los niveles de colesterol deben ser manejados no sólo por cuánto de altos o bajos están, sino que siempre se deben tener en cuenta la presencia de otros factores que hacen que su reducción sea necesaria o no y marcan la intensidad de esa reducción”, recalca Pérez de Isla.
Clave, la adherencia terapéutica
Y cuestión fundamental a tener en cuenta en el abordaje del colesterol es conseguir una correcta adherencia terapéutica. En este sentido, este experto recalca que “es de especial importancia recordar que el tratamiento debe ser usado tal y como el médico lo ha indicado y que generalmente los tratamientos hipolipemiantes deben ser tomados todos los días, salvo que el propio médico indique alguna circunstancia diferente”.
Y es que el hecho de mantener adecuadamente el tratamiento y tomarlo todos los días ha demostrado en diferente estudios una reducción de la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares.
“Soy un paciente crónico”
Tomás Fajardo, paciente y presidente de Cardioalianza, lo tiene claro. “Uno de los problemas del colesterol es que es una enfermedad silenciosa que no da síntomas”. En su caso ha tenido dos infartos, uno hace unos 23 años y el último hace 11 años. Con su experiencia tiene bien asumido que “soy un paciente crónico y debo tomar el tratamiento tal cual me lo ha prescrito el médico, y aunque me encuentre bien, para reducir el riesgo de que aparezca un nuevo episodio cardiovascular”.
Sin embargo, desde su experiencia en la asociación reconoce la necesidad de insistir en la importancia de la adherencia, sobre todo, para mejorar la prevención secundaria porque no es infrecuente que “cuando una persona sufre dolores musculares pueda tender a dejar el tratamiento, cuando hay otras alternativas, o si escucha que un producto alimentario reduce el colesterol piense que puede ser sustitutivo de los medicamentos”. Y para conseguir este objetivo es fundamental que el paciente sea conocedor de su enfermedad, de qué implica tener unos niveles determinados de colesterol y de qué significa portar otros factores de riesgo añadidos.
Amplio arsenal terapéutico
Existen diferentes medicamentos útiles para controlar los niveles de colesterol LDL cuando este objetivo está indicado. Las estatinas siguen siendo el tratamiento principal para la dislipidemia, con beneficios clínicos claros a pesar de que en ocasiones producen dolores musculares.
Nuevas terapias como la ezetimiba y los inhibidores de PCSK9 (evolocumab y alirocumab) y el inclisirán ofrecen opciones adicionales para pacientes con alto riesgo cardiovascular, explica Leopoldo Pérez Isla.
Una de las innovaciones recientes es el ácido bempedoico, un nuevo tratamiento oral, que ha mostrado reducir c-LDL significativamente y ha demostrado en un gran ensayo clínico (CLEAR outcomes) que puede reducir eventos vasculares en pacientes de alto riesgo que no pueden tomar estatinas sin producir molestias musculares, ya que no es activo dentro del músculo. “Además de los ensayos clínicos, estudios realizados en la vida real, como el MILOS, respaldan la efectividad del ácido bempedoico, mostrando una mejora notable en el control de colesterol-LDL al combinarlo con otras terapias”, añade este experto. Por tanto, el ácido bempedoico es considerado en la actualidad una opción terapéutica complementaria y segura para quienes no logran objetivos lipídicos con estatinas o no pueden utilizarlas.
Vìa El Mundo / Covadonga Díaz