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Historia, tradición y riesgos de la pirotecnia en México

Por: Rocío Rios

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Entre tradición y peligro: el legado milenario de la pirotecnia y sus impactos en la actualidad

Los fuegos artificiales, hoy considerados un elemento característico de las celebraciones en México, tienen un origen milenario que se remonta a la antigua China. De acuerdo con registros históricos, la pirotecnia fue inventada por los chinos con fines ceremoniales y religiosos, usos que, de manera similar, predominan actualmente en diversas festividades del país.

El origen de esta tecnología se sitúa en el siglo XI, cuando, según la tradición, un cocinero chino mezcló accidentalmente azufre, sal y carbón mientras intentaba crear un nuevo platillo. El resultado fue una combinación explosiva que dio origen a los primeros fuegos artificiales y, con ello, al desarrollo de la pólvora, elemento esencial de la pirotecnia.

Con el paso del tiempo, el conocimiento sobre la pólvora se extendió a Europa y, posteriormente, llegó a América durante el proceso de la Conquista. En el caso de México, la pólvora fue introducida por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Aunque las culturas prehispánicas ya contaban con conocimientos sobre el manejo del fuego para fines ceremoniales, la pirotecnia como hoy se conoce se popularizó en el país hasta el siglo XIX.

Uno de los puntos clave en la historia de la pirotecnia mexicana es Tultepec, localidad que se consolidó como el primer centro de producción de pólvora. Durante el periodo colonial, esta zona fue separada de la Ciudad de México y contaba con abundantes yacimientos de salitre, un componente fundamental para la elaboración de pólvora, del cual los químicos podían ser extraídos con relativa facilidad. Con el tiempo, Tultepec se convirtió en un referente nacional e internacional en la fabricación de productos pirotécnicos.

En la actualidad, Latinoamérica ocupa el segundo lugar como región productora de fuegos artificiales a nivel mundial, destinando gran parte de su producción al uso doméstico. Los productos van desde pequeños petardos hasta estructuras de gran tamaño y complejidad, como los tradicionales “castillos” y “toritos”, que forman parte esencial de ferias, fiestas patronales, celebraciones patrias y festividades decembrinas.

México es reconocido como la cuna de grandes tradiciones, muchas de las cuales están acompañadas del estruendo y el colorido de los cohetes. Sin embargo, detrás del espectáculo visual y sonoro, la pirotecnia también implica riesgos importantes que no deben pasar desapercibidos.

Entre los principales efectos negativos se encuentran los daños a la salud humana. El ruido extremo generado por los fuegos artificiales puede provocar lesiones auditivas permanentes y afecta de manera significativa a personas con trastorno del espectro autista, quienes pueden experimentar altos niveles de estrés y ansiedad. Asimismo, la inhalación de gases como el monóxido de carbono, liberado durante la quema de pirotecnia, representa un riesgo para el sistema respiratorio.

Las lesiones físicas son otro de los peligros asociados. La manipulación incorrecta de estos artefactos puede causar quemaduras, heridas graves, amputaciones y, en casos extremos, la pérdida de extremidades. Las manos, la cabeza y el rostro suelen ser las zonas más afectadas durante este tipo de accidentes.

El impacto también se extiende al bienestar animal. Perros y gatos, entre otras especies, son especialmente sensibles al ruido intenso, lo que puede generarles taquicardias, temblores, desorientación, náuseas e incluso consecuencias fatales derivadas del estrés extremo.

A ello se suma la contaminación ambiental, ya que la quema de fuegos artificiales libera partículas tóxicas y gases contaminantes que deterioran la calidad del aire, particularmente en zonas urbanas con alta concentración poblacional.

Aunque los fuegos artificiales continúan siendo un símbolo de festividad, identidad cultural y alegría colectiva, especialistas y autoridades coinciden en la necesidad de reflexionar sobre su uso. Promover alternativas más seguras y respetuosas con la salud, los animales y el medio ambiente se presenta como un reto para preservar las tradiciones sin poner en riesgo a la población ni al entorno.

De esta manera, el debate en torno a la pirotecnia invita a encontrar un equilibrio entre la conservación de las costumbres y la adopción de prácticas responsables que garanticen celebraciones más seguras y sostenibles para todos.