Una investigación científica sin precedentes demuestra que una serie de sequías prolongadas desestabilizó a la civilización maya y provocó su caída.
¿Por qué desapareció una de las civilizaciones más avanzadas de la América precolombina? Durante décadas, esta pregunta ha sido motivo de intensos debates entre historiadores, arqueólogos y climatólogos. Ahora, una investigación publicada en Science Advances podría haber resuelto finalmente el enigma: fueron las sequías —recurrentes, severas y prolongadas— las que llevaron al colapso del Imperio maya.
Y la clave de esta revelación no se encontró en códices antiguos ni en ruinas monumentales, sino en una estalagmita recuperada de una cueva del noroeste de Yucatán, México.
🏞️ Una cueva como máquina del tiempo
La historia comienza en las Grutas de Tzabnah, cerca de Tecoh, Yucatán, un sitio cercano a los grandes centros mayas como Uxmal y Chichén Itzá. Allí, en 2006, los científicos extrajeron una estalagmita bautizada como Tzab06-1. Esta formación calcárea, con capas anuales como los anillos de un árbol, resultó ser un archivo natural del clima entre los años 871 y 1021 d. C.
Gracias al análisis de más de 2.400 muestras de isótopos de oxígeno, los investigadores reconstruyeron con una precisión sin precedentes las lluvias estacionales de 150 años críticos en la historia maya, con un margen de error de apenas ±6 años.
🌧️ La sequía detrás del derrumbe
El registro climático muestra que, durante ese periodo, ocurrieron ocho sequías extremas, cada una de al menos tres años consecutivos sin lluvias suficientes. La más devastadora se extendió por 13 años —entre 929 y 942 d. C.—, superando cualquier sequía registrada durante la época colonial.
La civilización maya dependía de la agricultura de temporal, centrada en el cultivo del maíz, extremadamente sensible a las variaciones del régimen de lluvias. Aunque contaban con sistemas como chultunes (cisternas subterráneas) y aguadas (reservorios naturales), estas infraestructuras no fueron suficientes para enfrentar la prolongada escasez de agua.
Las consecuencias fueron letales: hambrunas, migraciones, conflictos sociales y pérdida de legitimidad de las élites políticas.
🏛️ El declive de Uxmal y la respuesta de Chichén Itzá
La evidencia arqueológica apoya esta hipótesis climática. En Uxmal, uno de los centros más importantes de la región Puuc, los últimos monumentos jeroglíficos se fechan en el año 907 d. C., justo después de un encadenamiento de sequías entre 893 y 916. En ese mismo periodo, cesó la construcción monumental y se interrumpió la producción artística y escrita: un colapso político en tiempo real.
En cambio, Chichén Itzá —más al este— logró resistir mejor. Su arquitectura evolucionó hacia un estilo internacional y su economía se diversificó gracias a redes comerciales más amplias. Además, entre 942 y 1022 d. C. se registró un periodo de lluvias más regulares, lo que permitió un respiro temporal.
Sin embargo, ni siquiera Chichén Itzá pudo evitar el golpe final.
💀 El evento climático que detuvo el goteo
La estalagmita Tzab06-1 muestra un hiato de crecimiento entre 1021 y 1070 d. C., lo que indica una megasequía tan extrema que incluso se interrumpió el goteo de agua en la cueva. Este evento coincide con registros en otras partes de Yucatán y Belice, y marca el inicio del Posclásico Temprano, cuando las estructuras clásicas mayas finalmente se desintegraron.
El estudio concluye que no fue una sola catástrofe, sino una sucesión de sequías multianuales —impredecibles y prolongadas— lo que erosionó la base económica, agrícola y política del mundo maya. En una sociedad donde el poder político estaba ligado a la fertilidad de la tierra y el favor de los dioses, el colapso climático fue también un colapso simbólico.
🌍 ¿Una advertencia desde el pasado?
Este hallazgo no solo resuelve uno de los grandes misterios de la historia de Mesoamérica. También ofrece una advertencia: la resiliencia social tiene límites, y el cambio climático —si no se mitiga— puede tener consecuencias civilizatorias.
Hoy, en pleno siglo XXI, mientras enfrentamos sequías cada vez más severas en diferentes regiones del mundo, la historia del colapso maya resuena con fuerza inquietante. Las estalagmitas de Tzabnah nos hablan no solo del pasado, sino también del futuro que podríamos enfrentar si ignoramos los ciclos del agua y los signos del clima.
Referencias
Daniel H. James et al. (2025). Classic Maya response to multiyear seasonal droughts in Northwest Yucatán, Mexico. Science Advances, 11: eadw7661. DOI:10.1126/sciadv.adw7661