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Los diminutos lagartos que sobrevivieron al impacto que acabó con los dinosaurios

Por: Rocío Rios

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Vivieron al borde del cráter de Chicxulub y resistieron el apocalipsis: su linaje sigue vivo 66 millones de años después

Cuando un asteroide gigante impactó la Tierra hace 66 millones de años, provocando la extinción de casi tres cuartas partes de las especies del planeta, incluidos todos los dinosaurios no avianos, parecía improbable que algo pudiera sobrevivir cerca del punto de impacto. Sin embargo, un nuevo estudio revela que un grupo de pequeños lagartos no solo sobrevivió justo en el borde del cráter de Chicxulub, en lo que hoy es la península de Yucatán, sino que ha perdurado hasta nuestros días.

Estos reptiles, conocidos como lagartos nocturnos o xantusidos, vivían en las inmediaciones del cráter al momento del impacto, y según investigadores, lograron sobrevivir gracias a su biología modesta pero eficiente. La investigación, publicada en la revista Biology Letters, reescribe parte de lo que se creía sobre las extinciones masivas y los factores que determinan la supervivencia.

Una historia de resistencia grabada en su ADN

Usando datos fósiles y genéticos, los científicos reconstruyeron el árbol evolutivo de estos lagartos. Descubrieron que su ancestro común más reciente vivió hace más de 90 millones de años, en pleno Cretácico. Desde entonces, los xantusidos se mantuvieron principalmente en regiones de América del Norte y Central, especialmente cerca del Golfo de México, donde ocurrió el impacto.

El hallazgo más sorprendente es que no emigraron ni recolonizaron desde otras zonas: sobrevivieron en el lugar del desastre. Sus fósiles forman un anillo alrededor del cráter de Chicxulub, lo que indica que sus poblaciones se mantuvieron localizadas antes y después del impacto.

El secreto: lentitud, discreción… y grietas

A diferencia de muchas especies que sobrevivieron gracias a una rápida reproducción o una amplia distribución, los xantusidos presentan lo opuesto: reproducción lenta, hábitos discretos y rango geográfico reducido. Prefieren refugiarse en grietas rocosas, bajo troncos y en ambientes densos, lo que posiblemente los protegió del fuego, la oscuridad y el colapso ecológico tras el impacto.

Este estilo de vida —silencioso, oculto y modesto— pudo haber sido su mayor fortaleza. Las grietas donde se escondían les ofrecieron protección térmica, física y alimenticia cuando el mundo exterior colapsó.

Tres géneros, una misma historia

Actualmente, los lagartos nocturnos se agrupan en tres géneros: Xantusia, Lepidophyma y Cricosaura, presentes en México, América Central, Cuba y el suroeste de Estados Unidos. Todos comparten una herencia genética que se remonta a los días de los dinosaurios. A diferencia de otras especies supervivientes como aves o tortugas, que se diversificaron ampliamente, estos lagartos permanecieron fieles a su hábitat original.

Es como si fueran guardianes del pasado, testigos silenciosos de una extinción que transformó la Tierra.

Un nuevo enfoque sobre la supervivencia

Este descubrimiento desafía las ideas tradicionales sobre qué permite a una especie sobrevivir eventos catastróficos. No siempre se trata de ser grande, rápido o fuerte. A veces, la clave está en la invisibilidad, la lentitud y la estabilidad.

El estudio también plantea nuevas preguntas: ¿cuántas otras especies sobrevivieron cerca del impacto y han pasado desapercibidas? ¿Qué otras historias están ocultas bajo capas de ceniza y roca?

Mientras la ciencia continúa investigando, los xantusidos siguen allí, habitantes de las sombras, resistiendo en las mismas grietas que los salvaron hace millones de años. Su historia es una lección silenciosa sobre adaptación, resistencia y el poder de pasar desapercibido.