16 de marzo de 2025
Investigadores descubren que el cerebro de los periquitos australianos activa áreas similares a las de los humanos cuando imitan palabras, revelando un misterioso vínculo entre las aves y la capacidad del lenguaje humano.
Todos alguna vez nos hemos preguntado: ¿por qué hablan los pericos? Y la respuesta podría ser más fascinante de lo que imaginamos. Según un reciente estudio publicado en Nature, los periquitos australianos (Melopsittacus undulatus) tienen una sorprendente habilidad para reproducir palabras, que podría estar relacionada con patrones cerebrales similares a los de los seres humanos al momento de emitir sonidos. Este hallazgo abre una nueva perspectiva sobre cómo ciertas especies de aves, como estos pequeños y coloridos loros, pueden imitar no solo sonidos, sino estructuras complejas como frases completas.
La naturaleza del periquito australiano: una especie única
El periquito australiano, también conocido como Melopsittacus undulatus, es una especie de ave que destaca por su comportamiento social y su capacidad para producir una amplia gama de sonidos. Su nombre científico proviene del griego, donde melos significa “canto o melodía” y psittacus hace referencia al loro, subrayando su habilidad para producir una amplia variedad de cantos y sonidos. Estos periquitos son conocidos por su plumaje vibrante, que varía entre amarillo y verde brillante, y sus alas decoradas con rayas negras onduladas, lo que les da su nombre común: periquito ondulado.
En la naturaleza, el periquito australiano vive en grandes grupos y se alimenta principalmente de semillas y hojas. Aunque originarios de Australia, estos pájaros se adaptaron perfectamente a la vida en cautiverio, convirtiéndose en una de las mascotas más populares del mundo. Una de las razones de su popularidad es su impresionante habilidad para imitar sonidos, lo que ha desconcertado a científicos y dueños por igual durante años.
El cerebro de los periquitos: ¿un lenguaje similar al humano?
El estudio realizado por científicos de la Universidad de Nueva York se centró en desentrañar el misterio detrás de la capacidad de los periquitos para hablar. Utilizando sensores implantados en el cerebro de los periquitos, los investigadores monitorearon una región del cerebro conocida como el “núcleo central del arcopallium anterior” (AAC), que está vinculada al control de los órganos vocales de estas aves.
Los científicos compararon la actividad cerebral de los periquitos australianos con la de los diamantes mandarines (Taeniopygia guttata), otra especie de ave cantora que, aunque es capaz de distinguir sonidos, no puede imitar palabras. Mientras los diamantes mandarines solo aprenden la secuencia de sonidos de forma simple, los periquitos son capaces de detectar características más complejas, como acentos y repeticiones, e incluso identificarlas en secuencias nunca antes oídas.
Lo más sorprendente fue que los investigadores observaron que, al cantar o emitir sonidos, los periquitos activaban áreas cerebrales muy específicas en su cerebro. Esta actividad se asemeja a la forma en que los humanos coordinan el lenguaje. El cerebro de los periquitos parece estar organizado de una manera similar al de los humanos cuando se trata de controlar la producción de sonidos, lo que sugiere que esta habilidad para imitar el habla está ligada a estructuras cerebrales muy parecidas a las nuestras.
Similitudes con los humanos: ¿una pista sobre la evolución del lenguaje?
Según el primer autor del estudio, Zetian Yang, los resultados muestran que las neuronas en el AAC de los periquitos representan de manera precisa el tono vocal, lo que les permite controlar de forma precisa los sonidos. Este sistema de activación cerebral es casi idéntico al mecanismo que usan los humanos cuando hablamos.
El hallazgo sugiere que, aunque los humanos y los periquitos australianos son especies distantes evolutivamente, ambos comparten una organización cerebral en áreas clave para la producción y coordinación de sonidos, lo que podría ser la clave para entender por qué los periquitos pueden hablar de una forma tan similar a los seres humanos.
Los científicos ahora planean seguir investigando cómo el cerebro de los periquitos decide “qué teclas del piano se pulsan”, es decir, cómo el cerebro selecciona los sonidos a emitir en respuesta a los estímulos que recibe. Este tipo de estudios podrían no solo revelar más sobre la capacidad del lenguaje en las aves, sino también darnos pistas sobre la evolución y la neurología detrás de la habilidad humana para hablar.
En conclusión, el estudio de los periquitos australianos nos acerca cada vez más a entender los misterios detrás de la comunicación y el lenguaje, y cómo, a pesar de ser aves, estos pequeños loros tienen un cerebro sorprendentemente similar al de los seres humanos cuando se trata de emitir sonidos.