Una nueva técnica de escaneo digital ha revelado más de mil restos de cefalópodos en una sola roca del Cretácico, incluyendo 40 especies nunca antes vistas
Un equipo internacional de científicos ha revelado un hallazgo sorprendente que reescribe la historia de los océanos prehistóricos. En una roca del Cretácico tardío, descubierta en las costas de Japón, se encontraron restos fosilizados de más de mil cefalópodos, entre ellos al menos 40 especies de calamares jamás vistas hasta ahora, algunas de un tamaño que rivalizaba con los peces de su época.
El descubrimiento fue liderado por paleontólogos de la Universidad de Hokkaido y publicado recientemente en la revista Science. La clave estuvo en el uso de una técnica pionera llamada tomografía por abrasión, un proceso de exploración fósil que permitió escanear en alta resolución el interior de la roca sin dañarla físicamente. Esta “minería digital” consiste en lijar la roca capa por capa y reconstruir digitalmente su contenido tridimensional, revelando así lo que a simple vista permanecía invisible.
Dentro de lo que parecía un bloque de piedra común, los investigadores encontraron más de mil picos de cefalópodos, estructuras resistentes hechas de quitina, que es la misma sustancia que forma los exoesqueletos de insectos y crustáceos. De esos restos, al menos 263 pertenecen a calamares, y 40 corresponden a especies completamente desconocidas hasta ahora.
Lo más sorprendente, sin embargo, no fue solo la cantidad, sino el tamaño: algunos calamares eran tan grandes como los peces con los que convivían, e incluso superaban en longitud a los famosos ammonites, considerados hasta ahora los principales nadadores del Mesozoico.
Este hallazgo también derriba una creencia científica que persistió durante décadas: que los calamares no se diversificaron ampliamente hasta después de la extinción de los dinosaurios, hace unos 66 millones de años. Según la nueva evidencia, estos cefalópodos ya dominaban los mares al menos 34 millones de años antes, lo que implica que jugaban un papel ecológico mucho más importante en los ecosistemas marinos del Cretácico de lo que se pensaba.
La roca, que data de hace unos 100 millones de años, se ha convertido ahora en una cápsula del tiempo que amplía nuestra visión sobre la evolución marina. Para los científicos, este hallazgo es apenas el comienzo de una nueva etapa en el estudio de los océanos antiguos, impulsada por herramientas tecnológicas que permiten mirar el pasado con una claridad sin precedentes.