Para MORENA y toda autoridad que de este partido derive la estrategia principal es repartir culpas. Al que estuvo, al que salió, al que estaba, al sistema, al mundo, a los gringos, a los conquistadores, etc.
Cuando una persona aspira y desea llegar al poder es precisamente para ello, para hacerse del poder y con este, cambiar y transformar las cosas (teóricamente) para bien.
Nos resulta obvio y lógico pensar e imaginar que en la campaña del año 2006, AMLO y un equipo de asesores estaban recorriendo el país, iban tomando nota de lo que observaban erróneo, escuchaban las quejas de la ciudadanía y sus redes de funcionarios, de igual manera, les comentaban lo que no funcionaba; guardó esa experiencia (queremos pensar) y nuevamente, en el año 2012 y con mayor énfasis, repitió la táctica; recorrió el país escuchando, anotando y tomando nota de lo mal que estaba el sistema político y gubernamental; su red había crecido, sabía de la descomposición social, la pobreza y falta de empleos, la crisis empresarial, el abandonos del campo y de la crisis en la seguridad pública; sabía también de la crisis en el sector salud y de como la gran problemática tenía un denominador común, la corrupción. Lo apuntó y lo estudió, lo analizó y se sentó con su equipo de trabajo a buscar soluciones a todos estos problemas. Esto es lo que imaginamos hizo o hace un aspirante a dirigir un país.
¡Vaya sorpresa! Nada de esto.
En un discurso repetido y vacío, hoy AMLO, Presidente de México, no encuentra soluciones a nada pero su estrategia no falla: repartir culpas. Desde los españoles conquistadores hasta el neoliberalismo. ¿Sabe que la Ciudad de México desde 1997 estuvo gobernada por muchos de los que ahora conforman su equipo? Cuauhtémoc Cárdenas, Encinas, Ebrard. Claro que lo sabe, pero es tal la (in) capacidad de improvisación que ni siquiera esto lo toma en cuenta, buscar la salida fácil es el recurso que está a la mano, el que nunca falla.
Es cierto que vivimos en un sistema federado, pero el presidente tiene las herramientas para disponer de recursos financieros y humano para querer solucionar los problemas de todo un país. ¿Un tren turístico es importante y necesario? sí, pero lo es más modernizar los sistemas de inteligencia ante la crisis de seguridad que tenemos, o surtir de medicamentos los hospitales y modernizarlos, o a no se diga invertir en la procuración de justicia. Nunca habrá recursos económicos suficientes para solventar todos los problemas pero al menos gastarlos en lo mínimo que debe garantizar el Estado: salud y seguridad debería ser una obligación.
Cada vez que evita un responsabilidad nos deja en claro que jamás preparó una estrategia o tomó alguna nota, solo quiso hacerse del poder porque sí, porque le tocaba y lo merecía. Porque él es el elegido, el ungido, el mesías.
Faltan cinco largos años y no se ve clara una estrategia para mejorar algo, el costo de recomponer al país en 2024 será sin duda, una tarea digna de un verdadero gobernante.