En unos días será el #Díadelpadre y ayer mi hija me preguntó qué como fue mi niñez.
Me acomodé en la sala y con una bolsa de chetos: Le platiqué lo siguiente.
Cuando mi madre me cuenta que el parto que tuvo conmigo fue el más doloroso, pienso en esa teoría que dice que los partos de ese tipo fortalecen la relación madre-hijo.
Jugaba con mis hermanos: Paco, Angélica, Ivonne…
En fin, crecí un poco y me mandaron a la escuela, nunca fui buen estudiante, rápido aprendí a leer, brincaba en el salón, me chingaba las tortas de mis amigos, los golpeaba y siempre andaba rodeado de niñas.
Mi padre encontró la manera de calmar mi hiperactividad, me llenó de cuentos infantiles; primero llevó una enciclopedia llamada ‘el mundo de los niños’, al menos dos veces por semana me llevaba a comprar a los portales del zócalo el : Archie, el pájaro loco, Ricky Ricón. Donald…
Solía jugar futbol en la calle. Siempre portero o defensa.
Mi energía era tal que pasé por la escuela de futbol de Juan Alvarado, el gimnasio del Hércules poblano, la escuela de natación del alpha y hasta unas clases de karate con unos japoneses que parecían coreanos -todo en similitud de tiempo-
Vaya forma de calmar mi hiperactividad.
Hoy en día les dan metilfenidato.
En general mi infancia fui feliz.
Quizás no tuve todo.
Pero con lo que tuve fui feliz, así, como el niño de la foto.
Espero mi hija no pregunte como fue mi adolescencia y es que ahí conocí varios pecados.
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