En una comida privada a mediados de Julio, el gobernador Luis Miguel Barbosa comió con su grupo compacto.
Me cuentan que comió bien y bebió solo agua.
Se veía tranquilo y en la sobremesa habló de lo que la gente piensa de él.
Sobre su relación con el presidente, sobre su salud, sobre la BOA, sobre su pleito con algunos alcaldes y sobre la percepción que existe del gobierno.
Aceptó fallas en su estrategia pero también advirtió que era un político profesional.
Unas semanas después, vinieron algunas confirmaciones.
Un duro discurso contra MORENA (el partido del presidente y quien lo llevó a la gubernatura del estado) y una nota de Ciro Gómez Leyva que lo involucraba con recibir 100 mil dólares de parte de Emilio Lozoya, rompió la aparente paz.
La maquinaria en contra del gobernador parecía haberse echado a andar y es que en los apéndices del poder nada se mueve sin que en Palacio Nacional estén enterados.
Hábilmente el gobernador creo la percepción de que no pasa nada, de que Ciro mintió y de que sus enemigos ‘siempre’ se equivocan.
Esta semana la prensa local y adicta al gobierno, prepara la pluma, la de ocho, el confeti y la matraca.
Tratando de apuntalar el gobierno con elogios y aplausos ¿les alcanzará?
La feria de deslealtades en el equipo del gobernador ha comenzado.
Un diputado con aspiraciones electorales se ha empezado a mover discretamente.
Hace amarres con los enemigos del gobernador y lleva pláticas con otros partidos.
Un funcionario de primer nivel que hace las funciones de secretario particular del gobernador y quien en corto se ha descartado para suceder a Claudia Rivera ha dicho en privado que buscaría, si no decidir, sí incidir en la selección de candidatos que viene.
El gobernador Barbosa sabe que los tiempos están encima.
Ya tiene delineado su candidato a la capital poblana, la joya de la corona.
Trabaja y establece acuerdos de manera propia, juega con los escenarios y vela de manera pragmática las alianzas con los ‘supuestos’ enemigos.
El gobernador buscará conservar el poder, sin importar si lo hace con otros perfiles que no habiten en MORENA.
Se crece ante la adversidad, la semana pasada mostró que sabe levantarse: su lenguaje de cuerpo era relajado y lleno, de gran humor, como si disfrutase del encontronazo en el callejón de los trancazos.
En un escenario así, Barbosa, derrotaría al candidato que manden desde Palacio Nacional.
PD: Cuentan que el candidato del gobernador le ganaría a cualquiera (al menos eso dicen las encuestas)
