Está semana tendrá que haber Fiscal General del Estado.
La elección se dará entre una terna que fue enviada por el gobernador Barbosa al Congreso que preside el diputado Gabriel Biestro. Se tratan de: Gilberto Higuera Bernal, Maricela Pichón y Guadalupe González.
Higuera Bernal es el actual encargado de despacho de la fiscalía, lugar que ocupó a la salida de Víctor Carranca, quien se separó de su cargo a petición de la gobernadora, Martha Erika Alonso.
Las dudas surgen. ¿Qué habrá pactado Higuera Bernal con los nuevos hombres del poder en Puebla, habrá entregado información privilegiada, habrá prometido dinero, desde México enviaron la línea para que siga al frente o simplemente su trabajo ha sido brillante e incuestionable?
Maricela Pichón tuvo sus mejores días en el gobierno de Mario Marín. La historia cuenta que fue destituida en el dos mil trece como ministerio público de Huejotzingo por abuso de autoridad en contra de los hermanos Meneses Atlatenco.
Siendo objetivos la abogada estaría impedida para participar pues la destitución de la que fue objeto hace años la debiera poner fuera. Sin embargo una mano poderosa tuvo que hacer de eso un detalle insignificante. ¿Si la abogada es electa realmente para quien trabajaría: Para Barbosa, para el marinismo que aún no muere o para la ciudadanía?
Guadalupe González, es un abogado metido a la academia, funge como secretario del Tercer Tribunal Colegiado del Centro Auxiliar de la Tercera Región del Poder Judicial de la Federación. Un ligero desconocido dirían muchos.
¿Por quién se tirará la línea, quién le brindará esa lealtad y complicidad que necesita el gobierno de la 4T en la fiscalía: a Higuera, Pichón o Bernal?
La moneda está en el aire y esto no se acaba hasta que se acaba. Y es que el gobernador aun lo medita en la intimidad de su almohada
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