Puebla sube al lugar cuatro a nivel nacional, con mayor número de fallecimientos por covid-19, al contabilizar 2 mil 806 muertes, de acuerdo al reporte de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
No obstante, los datos presentados por el gobierno de Miguel Barbosa Huerta, señalaban que hasta el 7 de agosto, el número de muertes en Puebla por coronavirus llegaba a los 2 mil 817, es decir 11 menos que lo reportado por la Federación este día.
Ante estos números la gran pregunta es si ¿Estamos preparados para enfrentar al COVID, hemos aprendido algo?
Al principio de todo esto, la gente solía decir a que nuestras vidas iban a cambiar para siempre o al menos de aquí a finales del 2021.
Hoy que el gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa, emitió un decreto que permite cuasi regresar a lo que debiera ser una ‘nueva normalidad’, hemos vuelto a la rutina de siempre.
Sin sana distancia, sin cubrebocas y retando al COVID con ese humor negro que tenemos.
Las noticias dicen que países que regresaron a sus actividades económicas esenciales han vuelto a su confinamiento, otros van por su tercera ola y apenas van aprendiendo.
¿Cuántas olas necesitamos para ser conscientes y cambiar la estrategia?
El virus no se ha ido a ninguna parte y las medidas sanitarias son esenciales y deberán estar vigentes el tiempo necesario hasta que aparezca una vacuna efectiva y a la que la población pueda tener acceso.
Que las actividades económicas deben reanudarse, cierto, pero se debe evaluar el sacrificio y los riesgos.
Queda claro que cualquier decisión no será buena, pero se trata de buscar la menos riesgosa. Y es que cualquier escenario es criticable.
No es una decisión que deba responder el gobernador o su secretario de salud o el vapuleado Dr. Gatell, sino toda la sociedad en su conjunto. Debemos decidir cómo queremos vivir en las próximas semanas, meses u años.
La catástrofe se avizora de manera pronta. Pues un gobierno que no logra comunicar para convencer a la sociedad de lo importante que es reactivar la economía de manera pausada, del uso básico del cubrebocas y de la sana distancia, está condenado a colapsar su saturado sistema de salud.
La mayoría de la gente cree que con la llegada de la vacuna se acabarán los males, error, hay enfermedades como la polio y el sarampión que tienen vacuna; y han sido difíciles de erradicar.
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