Mal hacen los asesores del gobernador Barbosa, mal informándolo y envenenándole el juicio.
Olvidan que odiar al enemigo nubla la razón.
Peor aun cuando el gobernador les hace caso.
Son de risa las columnas en donde lo alaban y halagan.
Sus plumas exhiben su forma rencorosa y un hígado que supura velozmente.
Sus plumas lo elevan a niveles heroicos.
Pero los hechos lo aterrizan y lo hacen ver como un gobernador alejado de Palacio Nacional.
La llegada de David Méndez a la delegación del INM en Puebla, muestra que no tuvo derecho de voto ni de veto.
¿Le habrán consultado o se enteró por la prensa?
¿Cuál habrá sido su reacción?
¿Quién llevó a David Méndez al INM?
El gobernador Barbosa echó de su gobierno a David Méndez (Secretario de gobernación) y a su esposa Alejandra Domínguez (Subsecretaria de educación) de forma humillante.
Las intrigas de Melitón Lozano en contra de Alejandra Domínguez, funcionaron y sin aclarar nada de por medio, el gobernador ordenó la sacaran con policías de la oficina que ocupaba en la SEP.
Al mismo tiempo evadió a David Méndez durante varios días quien solo pedía una audiencia para aclarar las intrigas de Melitón.
Jamás fue recibido.
Lo que vino después fue la renuncia del secretario a quien Barbosa ya le había buscado relevo desde días antes.
Hoy David Méndez está en otra trinchera.
Muy cerca de Palacio Nacional y bastante alejado de Casa Aguayo.
Tendrá recursos para moverse sin problemas.
Atenderá el tema migrante y seguirá haciendo política para lo que viene: el 2024
Con el mismo estilo el gobernador se ha deshecho de personajes incomodos para él: Fernando Manzanilla, Guillermo Arechiga, Árdelio Vargas, Florencio Madariaga, Yassir Vázquez y Raciel López
Las decisiones tomadas con el hígado son buena parte del problema del gobernador.
Ha emprendido luchas con personajes que saben demasiado y además son protegidos desde las alturas: El Auditor, el Consejero Jurídico, el ex rector y el tema de la ex alcaldesa a quien nunca le perdonó no someterse.
Faltan tres años de gobierno, el gobernador Barbosa no cambiará.
Las experiencias le afectan, pero no modificará su actuar.
Sus grillos le seguirán hablando al oído, lo mal informaran y envenenaran.
Lo peor, es que los tres años que restan son: cuesta abajo.
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