Lo que viene para él senador no es tan sencillo.
Se sabe que no esta en los afectos del sistema.
Se sospecha que tiene vínculos con el crimen organizado.
El senador-indígena, el poblano Néstor Camarillo ha renunciado al partido que le dio todo.
Ayer lo anunció a través de sus redes sociales.
Las reacciones no se dejaron esperar, sus huestes aplaudieron la decisión y hubo hasta quienes lo ven en la boleta del 2030 encabezando una alianza opositora de al menos MC-AN.
Sus detractores también le salieron a decir de todo: Traidor, miserable, oportunista, intrigante, escurridizo, trásfuga, abyecto, amoral… pufff
Lo cierto es que Néstor Camarillo ha saltado del barco tricolor por una sencilla razón: El PRI ya no le sirve para saciar sus apetitos políticos.
Tras la derrota en las elecciones pasadas, más de una decena de miembros destacados le pidieron renunciará a la dirigencia partido, con aires de soberbia, les respondió que él no había sido nombrado por las bases, sino por Alito Moreno. Camarillo se dio la vuelta, cerro los ojos y ensordeció sus oídos.
Lo que viene para él senador no es tan sencillo.
Se sabe que no esta en los afectos del sistema.
Se sospecha que tiene vínculos con el crimen organizado.
Y ante ese binomio solo queda esperar una embestida política-jurídica-mediática, para iniciar el proceso de aniquilación de quien puede volverse una piedrita en el zapato y causar dolores de cabeza en el 2030.
Se difundirán grabaciones, saldrán ‘historias’ de sus traiciones políticas y vínculos criminales.
Se puede decir que revelaran todo sobre él, lo público, lo privado y lo íntimo.
Sus enemigos violaran la ley dolosamente, pero cuando se trata de una operación de Estado, la ley es lo de menos.
Camarillo por supuesto, que, acusará persecución y jugara el papel de ‘victima’ y ‘blanca paloma’, pero él mismo se ha metido en esta dinámica.
El paso que dio Néstor Camarillo no puede entenderse sin haber acordado algo con Alito Moreno, algunos dicen que es de los primeros movimientos del campechano en el tablero de la disputa por el poder presidencial en el 2030.
Es cuestión de tiempo para que Camarillo muestre oficialmente su nuevo color y también es cuestión de tiempo para saber si detrás de esa jugada política esta Alito Moreno.
La pregunta es que harán los MCistas poblanos
¿Aceptarán cargar con quien enterró al PRI poblano?
¿Aceptarán cargar sobre quien es señalado de traidor?
¿Cederán candidaturas a los priistas que lleguen con Camarillo?
La ruta no es sencilla y es que, en esta jugada de Camarillo, la gente suele recordar a Julio César, que decía: “Amo la traición, pero odio al traidor.”