El efecto del Delito Urbano, que tuvo un crecimiento ante el abandono de varios Gobiernos, que en México durante al menos 3 décadas ha tenido, debido a que la estructura social cambio radicalmente en la desdibujada política de salarios raquíticos, implementados desde la teoría Neoliberal que los organismos internacionales sugerían a México, dando como resultado la falta de cohesión que esto produce, acrecentó como un efecto inmediato, el crecimiento del delito en todas sus formas, y con ello, la Sociedad misma, ha tenido que padecer el crecimiento de los delitos y sus formas de aplicación, donde hoy prevalece con violencia.
En los años 90’s, se empieza una transformación tanto en lo Político y Económico representado en el Neoliberalismo, esto fundamentado en el Consenso de Washington y, que establece dos ejes primordiales la estabilidad macroeconómica y las Reformas Estructurales, dando paso a la inversión, donde se empiezan a vender las empresas que controlaba el Estado, todo esto, perdió de vista el deterioro en la Seguridad Pública, pues en la práctica lo importante desplazo a lo necesario, el quebranto social ha ido en aumento, llegan gobiernos y se van gobiernos, y el delito, ese el simple, que desde la visión gubernamental no le dan tanta importancia crece y es el delito urbano, en ese factor de descomposición social, empieza y se alimentan los de Alto Impacto, esto para los académicos representa la crisis de la civilización y del individuo, con ello las instituciones encargadas de que funcione el vínculo social y la solidaridad en términos de trabajos dignos y bien remunerados, ocasiona que las Políticas Públicas se deterioren en términos de la Seguridad Pública y acaben por no servir y, con ello, permitir el avance de la criminalidad, pues es más fácil el camino de delinquir, que tener un trabajo que no cumple con las expectativas por lo que se realiza.
La falta de cohesión o crisis del sujeto, es por la falta de integración social de los individuos, qué se le puede adherir la falta de educación pues también es difícil estudiar, en las persona de quienes tienen necesidades de todo, esto ocasiona que se dé una reacción colectiva que genera resentimiento pleno de todo y contra todos, lo vemos como un ejemplo reciente, el lamentable linchamiento sucedido en Huauchinango, Puebla, lo que resulta difícil de planear una Política Pública de cohesión, pero no así de represión, como podemos observarlas en los Protocolo de Actuación, de cualquier acción que la Autoridad tiene que realizar como fue el caso del Linchamiento, que existe un Protocolo, pero que en la práctica no se cumplió.
En la agenda Pública, desde el Gobierno Federal, Estatal o Municipal, la configuración del problema de la Inseguridad no se le brindó, ni se le ha dado una vigencia, para combatirla de forma transversal, el delito urbano en los jóvenes es como una pandemia a la cual nadie les otorga una vacuna, si en el actual Gobierno Federal, dice atender las causas, no así el contagio ese se erradica mediante un combate a la delincuencia que recluta a los jóvenes en un interminable contagio de la criminalidad, en la visión práctica, debe de tomarse en cuenta la criminalística critica, sin acciones con corte político, de lo contrario, no se obtendrá un producto de gran calado, en ello conlleva que las relaciones del poder con la criminalidad se les combata, que los controles internos de las corporaciones policiales se actualicen, en fin, como se dice curar el mal desde el interior mismo, cursar Políticas Públicas Preventivas que no se vean resultados inmediatos, se empieza a gravitar en las de Políticas de Cero Tolerancia, entonces se empieza a entender, como la acción punitiva de la miseria, pues cuanto no hemos escuchado, que los pobres tienen la culpa de su condición, siendo que si a ellos se les culpa del delito urbano, no es otra cosa que la falta de control de la Inseguridad, mediante la inversión y de los programas de Prevención del Delito, en cada núcleo social que le corresponde a la Autoridad atender.
En estas cuantas líneas, no se podría atender y que encontráramos las soluciones a todos nuestros males, que se reflejan como producto del Delito Urbano y su crecimiento de criminalidad violenta, y que frente a estas acciones, que en apariencia el Gobierno nos dice que actúa, las Políticas Públicas se deben de delinear no con recomendaciones como las que muchas veces realizan los Organismos Empresariales, dando una receta de cuatro o cinco medidas, pero que como representantes del poder económico, no las acompañan de dinero, así no tienen efecto alguno y, en contra parte, el Gobierno que le corresponde actuar, simplemente hace caso omiso.
La inclusión en la Agenda Gubernamental, es prioritario que se realice en los tres niveles de Gobierno, y no solo, en lo Federal, donde se menciona que se atiende las causas, los gobiernos Estatales y Municipales, deben ser proactivos en las soluciones del Delito Urbano, ese, como lo menciono alimenta a los de Alto Impacto, el fortalecimiento de sus Corporaciones, es un tema toral y que, en esa medida también se fortalezcan, las Políticas de Prevención del Delito, con análisis profundos respetando el lugar donde se realiza dicha Política, pues no es lo mismo la Capital de un Estado como cualquier otro Municipio, que en muchos casos carece hasta de servicios públicos.
Son numerosos, los componentes que pueden intervenir en el análisis del Delito Urbano y de una Política Pública a modo, de cómo encontrar la solución, desde la más punitiva como lo es Tolerancia Cero hasta la Republicana y Democrática, en mi opinión debe de acuerdo al mal que tenemos, una mezcla perfecta de ambas, respetando los Derechos Humanos fundamentales de todos los ciudadanos, así verla como una fórmula perfecta, miente el que diga que hay una sola, que resuelva todo.
“Todos los hombres pueden ser criminales si se les tienta; todos los hombres pueden ser héroes si se les inspira”. (G.K. Chesterton)
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