RUMBO DE LAS UNIVERSIDADES TECNOLÓGICAS Y POLITÉCNICAS EN PUEBLA.
¿por qué es importante?
CASO TEHUACÁN
En el contexto actual que enfrentan las Universidades Tecnológicas y Politécnicas, se presenta un reto para sus dirigentes: lograr que los procesos educativos se desarrollen con la excelencia que establece el Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SEAES), tal como lo define la Ley General de Educación Superior (LGES).
En lo que respecta a la evaluación de los sistemas educativos, la LGES, en su Título Cuarto, Capítulo I, relativo a las acciones para el ejercicio del derecho a la educación superior, establece en su Artículo 37, Fracción VII, que se debe desarrollar y mejorar la capacidad física, humana y tecnológica de las instituciones públicas de educación superior para garantizar la cobertura en este nivel educativo. Asimismo, en su Fracción XII, menciona la incorporación de prácticas rigurosas y adecuadas de evaluación y acreditación de programas y procesos en las Instituciones de Educación Superior (IES).
En el caso de la Universidad Tecnológica de Tehuacán, recientemente asumió la rectoría el Arq. Rafael Honorio Delgado Sasia, quien recibe una institución deteriorada, desprestigiada y con un personal desmotivado. La percepción generalizada es que se trata de “más de lo mismo”, con personajes políticos asumiendo cargos de dirección educativa.
Además, al interior de la institución, se cuestiona la idoneidad del nuevo rector debido a su falta de experiencia en el ámbito educativo y a su presunto estilo de liderazgo similar al de su antecesora.
Basta con observar los perfiles de quienes han sido designados por Delgado Sasia, por ejemplo: Sergio Bazán, nombrado encargado de la Dirección de Extensión Universitaria, pese a su falta de experiencia en instituciones públicas de educación y a las acusaciones de acoso en su contra. También se ha cuestionado el nombramiento de Julio Cruz Altamirano como encargado de despacho de la Dirección de Vinculación, ya que su formación en Ciencias Políticas no parece alinearse con las necesidades académicas de la institución.
En este sentido, se advierte la inminente politización de la universidad, con nombramientos que parecen responder a favores políticos en lugar de criterios de mérito académico, conocimiento del subsistema, liderazgos educativos reales. Otro ejemplo penoso es la reciente incorporación de Adahin Analco Meza, excolaboradora de Delgado Sasia en la Dirección de Desarrollo Urbano del Municipio de Tehuacán, durante el periodo del presidente municipal suplente Artemio Caballero.
Si a estos nombramientos sumamos la experiencia negativa de la administración anterior, encabezada por Rubani Denice Morales Álvarez, tenemos un claro ejemplo de lo que ocurre cuando los perfiles designados carecen del conocimiento necesario sobre los procesos académicos y administrativos. ¿Acaso el actual gobierno apuesta a la suerte? ¿Confía en la buena voluntad del personal que labora en la institución? ¿O simplemente no hay interés en mejorar la educación impartida en la Universidad Tecnológica de Tehuacán?
La buena voluntad del personal se diluye cuando existe la amenaza de ser reemplazado por personas afines al rector entrante, lo que vulnera sus derechos laborales y genera un rezago en el avance institucional debido a la prolongada curva de aprendizaje que enfrentan los nuevos integrantes.
Para “PENSAR EN GRANDE” y actuar “POR AMOR A PUEBLA”, es necesario atender los indicadores que la UT de Tehuacán debe cumplir como parte de la mejora en los servicios educativos. Es fundamental situar al estudiante en el centro de los procesos, a los docentes como orientadores, mentores y facilitadores del aprendizaje, con un conocimiento profundo del nuevo modelo educativo; y al personal de apoyo administrativo, enfocarlo hacia la eficiencia y eficacia en la gestión de los procesos y recursos.
Los resultados de indicadores básicos (matrícula, deserción, retención, entre otros) en los últimos cinco años reflejan inconsistencias en el crecimiento de la institución, consecuencia de la falta de experiencia de quienes la han dirigido, olvidando que la educación superior es el último peldaño del Sistema Educativo Nacional.
Año | Matrícula Total | Estudiantes que causan baja | % Crecimiento en matrícula total | Nuevo Ingreso Total | % Crecimiento en matrícula de nuevo ingreso | % Deserción |
2019-2020 | 2,039 | 762 | – | – | – | – |
2020-2021 | 2,146 | 655 | 5.24 | 819 | 7.40 | 32 |
2021-2022 | 2,249 | 716 | 4.65 | 850 | 3.70 | 33 |
2022-2023 | 2,585 | 515 | 14.90 | 1,058 | 24.00 | 22 |
2023-2024 | 2,866 | 777 | 10.00 | 1,152 | 8.80 | 30 |
Fuente: Anuario Estadístico ANUIES.
A 15 años de su fundación y para el objetivo por lo que fue creada la Institución, el crecimiento relentizado de la matricual refleja que los esfuerzos se desvian por la politización de la educación.
Para el Gobierno actual es un reto poder integrar cuadros que puedan dar resultados que la comunidad universitaria espera. Es imperativo revisar no solo los perfiles de quienes están tomando las riendas de las Universidades Tecnológicas y Politécnicas, sino también su desempeño.
Si el proyecto de desarrollo tecnológico anunciado por el Gobernador Alejandro Armenta Mier busca convertir a Puebla en una entidad de vanguardia tecnológica y sustentable, ¿con qué mano de obra profesional lo va a sustentar? ¿Solo con egresados del Instituto Politécnico Nacional y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla? Entonces, ¿cuál es la razón de ser de las Universidades Tecnológicas y Politécnicas?
La inversión que hace el Gobierno Federal en estas instituciones representa el 50% de su presupuesto. Si estas universidades no están generando excelencia académica, ¿no estará destinado al fracaso ese recurso?
Es fundamental retomar el carácter tecnológico y comunitario de excelencia para contribuir efectivamente al desarrollo de la región y generar un impacto social y productivo acorde a las necesidades del sector y de esta forma, cumplir con la sociedad como gobierno responsable y con visión de futuro.