UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE IZÚCAR DE MATAMOROS (UTIM) Una institución alejada de la excelencia académica

Columna de opinión de Antonio Lobo

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Si Sergio Valero, el décimo sexto rector, fue designado por el gobernador para hacer una limpia del desorden que dejó su antecesor, Agustín Vargas Vidals, y su director financiero, Rubero Suárez Salgado, entonces queda claro que, como dice el propio gobernador: “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”. Y Valero no parece ser la persona idónea para dicha tarea.

Por @anton_loboo

 

La UTIM lleva muchos años sin acceder a un universo donde se imparta educación de excelencia. Es una institución olvidada por las acciones de un buen gobierno. Sabemos que no solo la UTIM está en el abandono, pero, ¿será que las autoridades actúan con la intención de convertirla en una escuela de nuevos cuadros políticos en lugar de formar tecnólogos y profesionistas de vanguardia?

El gobierno, que está en pleno proceso de cumplir sus primeros 100 días, tiene en la designación de los rectores de universidades tecnológicas y politécnicas su talón de Aquiles. ¿Acaso sus asesores en materia educativa no logran dimensionar el tipo de perfil que se requiere para dirigir estas instituciones? Deberían pedir asesoría a un exgobernador que impulsó el crecimiento de estas universidades. Digo, para que aprendan, ya que intentan imitar, pero sin la efectividad con la que se realizaban estas acciones en aquella época.

La UTIM se suma a la lista de instituciones encabezadas por rectores preocupados por todo, menos por la excelencia educativa. Sergio Valero se ha distinguido como un buen operador político. Si tienen dudas, pregunten al exsecretario Melitón. Su última “faena” fue obligar a los estudiantes a participar en las famosas “faenas del gobernador” en la ex Hacienda de San Nicolás Tolentino, a cambio de un punto adicional en sus calificaciones.

Desde el año pasado, estudiantes de la UTIM han señalado malos manejos de recursos que afectan directamente los servicios que reciben, tanto en becas como en la infraestructura educativa. Las condiciones de los baños, aulas y talleres presentan deficiencias, como la falta de extintores y otros insumos esenciales. A pesar del cambio de rector, esta situación persiste. Aquí, la premisa de que “todo cambio es bueno” parece no aplicar.

Sergio Valero tiene tan buen oficio político que, a pesar de contar con una demanda activa por despido injustificado en contra de la UTIM (expediente de exhorto número 10/2025, originado en 2024 con el exhorto número 514), fue nombrado rector de la institución. Solo en México y Puebla se observa tanta benevolencia.

Si Sergio Valero, el décimo sexto rector, fue designado por el gobernador para hacer una limpia del desorden que dejó su antecesor, Agustín Vargas Vidals, y su director financiero, Rubero Suárez Salgado, entonces queda claro que, como dice el propio gobernador: “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”. Y Valero no parece ser la persona idónea para dicha tarea.

La UTIM fue fundada en septiembre de 1997. Con 28 años de operación, ha tenido 16 rectores. El decreto de creación establece en su artículo 9 que “el rector será designado por el Consejo Directivo a propuesta del Gobernador del Estado, durará en su cargo cuatro años, pudiendo ser confirmado para un segundo periodo”. Sin embargo, es evidente que desde hace mucho tiempo los rectores dejaron de cumplir con los periodos establecidos. ¿Es esto un reflejo de ineptitud, falta de resultados o simplemente de los caprichos de quienes los nombran? ¿O confirma que estas instituciones sirven como trampolín político?

En los últimos años, la UTIM ha sido utilizada como plataforma política por quienes han ocupado la rectoría, y Sergio Valero no es la excepción. ¿Entonces, en manos de quién está la educación? ¿Tan cerca de la política y tan lejos de los procesos académicos de excelencia?

¿Dónde queda la intención de gobernar “POR AMOR A PUEBLA” si las designaciones de personajes como este al frente de universidades que han trabajado a contracorriente solo perpetúan la mediocridad en el desarrollo académico y los servicios educativos? Estas instituciones parecen alejarse cada vez más del propósito para el que fueron creadas. Deberían preguntarle a Manuel Bartlett cuál era el objetivo de estas universidades; él podría asesorar mejor al gobernador que sus “medianos asesores educativos”.

 

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Correo: antonio.lobo88@gmail.com