Que alguien le quite el celular al “estratega político” frustrado que decidió compartir el video de Lupita Cuautle en el concierto de la Banda MS como si acabara de descubrir una red de trata. Anoche, varios usuarios poblanos de redes se descompensaron porque la alcaldesa de San Andrés Cholula, fue vista haciendo algo que -al parecer- NO TIENE DERECHO: pasarla bien.
Se fue a ver a la Banda MS en el Palenque de La Feria de Puebla, y sí, cantó, bebió y disfrutó el momento con una amiga, y sí, también parece que se tambaleó tantito al salir. ¿Y? ¿Dónde está el delito, juez digital? Porque según el Código Penal del “mexicano promedio” lo que hizo fue imperdonable: divertirse siendo una mujer política y para colmo, panista. Porque por supuesto, además del repele natural que existe de los ciudadanos a la clase gobernante, aquí los temas de fondo son misoginia y partidismo.
Seamos claros, esto no es un escándalo: es un caso clarísimo de estrategia política con perspectiva de patriarcado. Quien filtró el video sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Sabía que, aunque miles de políticos hombres se alcoholicen a diario, a ella se la iban a comer viva por el simple hecho de ser mujer y verse “muy divertida”, pues a nadie le consta que en efecto estaba bajo los influjos del alcohol. Y funcionó. La narrativa misógina está instalada y corre solita, sin aceite. Solo había que soltar el videíto y dejar que hiciera su magia.
¿Estaba en horario de trabajo? NO.
¿Faltó a una sesión del cabildo? NO.
¿Hizo desmanes o fue inapropiada? TAMPOCO.
¿Fue la única que hizo eso? PARA NADA, LA MITAD DE LOS AFILIADOS A MORENA ESTABAN AHÍ, HACIENDO LO MISMITO QUE LUPITA.
¿Qué por qué hace eso cuando el municipio vive inseguridad? SPOILER ALERT: TODO EL ESTADO, Y PARA SER HONESTOS, TODO MÉXICO ESTÁ EN LLAMAS, Y ESO NO IMPIDE QUE LOS FUNCIONARIOS SEAN HUMANOS QUE NECESITAN, DESCANSO, TIEMPO PARA LA FAMILIA Y RECREACIÓN.
Pero nada de eso importa porque a la gente le molesta que una presidenta municipal cante, abrace, se ría, baile… como si no tuviera derecho a ser persona.
Alguien con colmillo, tiempo libre y cero escrúpulos decidió usar el arma favorita del sistema: el desprestigio con perspectiva de género. Y no es casualidad. A Lupita la traen en la mira desde hace rato. Es la única panista gobernando un municipio importante en la zona conurbada de Puebla y, seamos realistas, eso le pica tanto a Morena como a su propio partido, Acción Nacional. Sí, sí: su propio partido, porque de cara a una elección con paridad de género, Lupita le estorba a muchos y muchas.
Y ahí está el verdadero rollo: que el video sirve de pretexto para minarla desde dentro y desde fuera. Sus rivales políticos ya afilan plumas para crear una narrativa en torno a ella -como le pasó a Felipe Calderón, hoy promotor involntario del Bacardi- , y es que su propio partido está dividido entre los que la toleran y los que nomás están esperando verla caer. Así que noo les importa el contexto del concierto, les importa el pretexto.
Y si me preguntan, lo que pasó con Lupita Cuautle es el mismo circo de siempre: usan la diversión de una mujer como pretexto para hacer política barata y machista, para decirnos que si llegamos al poder, más nos vale hacerlo con cara de mártir, voz bajita y sin pasarnos de dos copas. No sea que nos graben cantando y nos quemen en la plaza pública digital.
Hasta aquí el chisme, lo viral, el tamal con crema… y también con pasas.
Por Adriana Colchado (@Tamalito_Rosa)