‘Cabecita de algodón’ mostró un rostro depresivo durante su visita a Estados Unidos. Se veía ausente, desalineado, papando moscas y nadie era capaz de creer que era el jefe de la mafia de la 4T.
Vaya, ni las ocurrencias que le salían del alma a su acompañante pudieron componerle el rostro.
Ahora sabemos por qué.
Y es que enfrente tenía a un poderoso Bayden que no dudó en usarlo para sus fines electorales y de venganza.
Bayden gozaba al verlo humillado, lo ignoraba, era frio y distante.
Disfrutaba ver como leía su papelito y no entendía ni madres cuando le hablaban en inglés.
Además, estaba cobrando viejas rencillas de cuando ‘Cabecita de algodón’ le negó el apoyo y se lo dio a Trump.
Cuando ‘Cabecita de algodón’ llegó a territorio americano los protocolos se olvidaron. Fue recibido por funcionarios de segundo y tercer nivel.
Si ‘Cabecita de algodón’ esperaba que lo llevaran primero a comer a la Casa Blanca, se equivocó, y es que su primera parada fue con los encargados de las agencias de inteligencia y de migración de EUA.
Ahí le mostraron los expedientes de él y sus colaboradores, pruebas que lo involucraban en los negocios sucios.
Al final le mostraron la ubicación de la casa de Caro y la de su hijo JoseRa.
Dicen que tragó saliva y pidió una agüita mineral.
Minutos después se entrevisto con Kamala, quien hace honor a las ultimas cuatro letras de su nombre.
Ella le planteó el guion a seguir.
En 36 horas tendría que entregar a Caro.
La operación debía ser guiada por la DEA quien estaría camuflada de la SEMAR.
Mi Cisen me dice que en ese momento ‘Cabecita de algodón’ se secó unas cuantas lágrimas.
Al final se reunió con el poderoso Bayden, quien le dijo, palabras más, palabras menos: I fucked you president.
Solo te pido una cosa. Dijo ‘Cabecita de algodón’:
Dime
-Déjame leer mi papelito.
Si algunos piensan que la sed de venganza de Bayden contra ‘cabecita de algodón’ ha llegado a su fin, se equivocan, los muertos seguían apareciendo.
¿Quién sigue?
Tic tac
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Columna ficción
