Don Nene, Lozoya y Ciro.

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A pesar de los caminos de la política, el tráfico de influencias, los ´misteriosos’ accidentes en la política, el COVID, los mercados financieros y las venas criminales que los alimentan, el Estado y su aparato represivo, todavía hay quienes deciden enfrentar este mundo.

Esta es la historia de Don Nene y su lucha contra la mafia.

Eran las 11 de la noche.

Yo tiraba rudo con una funcionaria de por aquí cerquitas que anda en busca de una diputación.

Acababa de leer ‘Memoria de mis putas tristes’ del Gabo y tomaba uno de sus consejos: Tirar duro y con amor.

De pronto unos toquidos  en mi puerta sonaron, un par de mensajes entraron a mi celular.

Vi los mensajes, era Don Nene.

Me asome por la ventana: era Don Nene.

PTM, qué querrá a estas pinches horas –pensé-

Le dije a la mujer: enciérrate en la habitación y no salgas.

Los toquidos aumentaban.

Me puse mis boxers y mi bata.

Cuando abrí esperaba el tradicional abrazo de caguamo.

Pero Don Nene entró con su scooter hecho la mocha.

Se estaciono con destreza y le pidió a su asistente ´Naranjitas’ lo ayudará a sentarse en mi sillón personal.

‘Naranjitas’ fue a mi hielera, sacó un par de cocas de lata, cortó un poco de jabugo y partió un queso que me había llevado la exquisita de  MAQUELA.

Con la boca abierta solo vi como Don Nene devoraba nervioso mis alimentos.

-Tonny, Toñito. Las cosas se pusieron de la chingada, el HDP de Ciro acaba de decir que el HDP de Lozoya dijo que me dio unos dolaritos para aprobar lo de la reforma ene.

Mis ojos se desorbitaron y mis manos sudaron.

-Vaya mensaje del ‘Cabeza de algodón’ le dije.

-Exacto ¿qué hacemos? –me dijo-

Saqué mi talquera y sacudí mi nariz un par de veces.

En el cuarto se empezaron a escuchar ruidos extraños –gemidos y gritos callados a medias-

-No hay mucho que hacer Don. Al menos que quieras que te castigue ‘diosito’ o que un día se le caigan los tornillos a tu scooter.

Los gemidos en mi cuarto aumentaban, la cama rechinaba y Don Nene estaba intrigado

-¿Qué son esos ruidos?

-Nada importante – le dije- Te sugiero no enfrentar a la mafia de este país. Puedes marcharte tranquilo aun y no salir por qué te fabriquen un delito. Recuerda que  en este barrio ya no hay fuero y el que a hierro mata a hierro…

-Ni madres, soy inocente hasta que se demuestre lo contrario. Vamos a responder y demandaremos a ese par por daño moral. La única vez que vi a ese tal Lozoya fue cuando me entregó una maleta negra, pero eso no significa nada. ¿Acaso pensaran que con eso le compré la casa a De la Madre?

Los ruidos en la habitación aumentaron.

Don Nene no aguantó la curiosidad y se paró para abrir mi habitación.

Lo que vio no le gustó mucho.

La política desnuda sobre mi King size se daba placer.

-Tú –dijo Don Nene con los ojos a punto de reventar-

De un brincó se montó en su scooter y abandonó mi casa.

Destapé una coca y sacudí mi nariz de nuevo.

De un salto llegué a mi habitación para seguir con los consejos del Gabo: Tirar duro y con amor.

Mi cuenta en tuiter: @soprano_tonny

Periodismo Ficción