Gil, el súper policía.

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“La ejecución de los hermanos ‘Pacheco’ está casi resuelto. Las cámaras de seguridad, los antecedentes y algunos testigos, han aportado lo suficiente para resolver este caso”. Así me lo dijo el chueco (un viejo agente ministerial que es capaz de resolver los casos más extraños; dentro de su cv destacan los casos de: Ceci y Zeta, los policías muertos en Teca, el suicidio de un reo con un balazo en la nuca, los quemados en Huachi, y ahora este)

El chueco no paraba de mandarme mensajes.

Yo lo ignoraba, veía la inauguración del mundial.

Harto le contesté: “¿Y no puedes esperar a que se acabe el pinche partido? Es el mundial, cabrón, no es cualquier cosa.”

Minutos después ya tenía al chueco en mi casa.

Llevaba dos cartones de cerveza y dos kilos de costillita ahumada.

“Así tú ves tu pinche partido y yo te platicó lo que viene” –dijo, mientras reía-

El partido resultó una verdadera frustración: aburrido y con una FIFA encargada de manipular los resultados, una goleada era lo que venía, los de Qatar pidieron clemencia y la FIFA se los concedió. Ecuador bajó los brazos por unos pinches pesitos.

Lo interesante estuvo en lo que me platicó el Chueco.

Y es que ante el ritmo de gobernar que se ha impuesto desde la marranera, Gil, quiere tomar sus precauciones. Tiene más enemigos de los normales, enemigos políticos que le buscaran los pies cuando llegue otro Don.

“Pero hierba mala nunca muere” – le dije-

“Falso, a todos nos va a llevar la chingada algún día” -respondió-

Entre costillitas y cervezas, el chueco, me contó que Gil busca protegerse, que la mejor forma es tener una curul, de esas que permiten tener libertad ante las embestidas legales.

“Tiene con que:  los crímenes que han conmocionado a los poblanos han sido resueltos en tiempo record”

“Los índices de asesinatos han disminuido” me dijo-

“Te equivocas, que los muertos no salgan en los periódicos no quiere decir que no existan” – le repliqué-

El chueco me dijo que comenzará a aparecer en los medios.

Que ya tiene la bendición de la marranera.

Que sus publicistas lo convertirán en un súper policía como el tal Harfuch en la CDMX.

Al final le pregunté por el resultado de la investigación del ‘Niño de Oro’ y su hermano.

“Cuando matan a un cabrón que lo merece, no hay culpable. Gil dará una explicación convincente en unos días. Es experto en beber con Dios y el diablo al mismo tiempo”

 

 

Mi cuenta en tuiter: @soprano_tonny

Columna ficción