Al principio había de todo: empresarios sin contratos públicos, políticos en desgracia y enemigos del sistema, influencers, periodistas sin chayo y sin convenio, mujeres sin dueño y lame yemas sin nada que saborear.
La leyenda de Nacho crecía día a día.
Que, si cabecita de algodón lo tenia no solo en mente, sino en su corazón
Que, si era el hijo que el capo de capos, Don Manuel, hubiese querido tener.
Que, si era ‘El Bro’ de Mayo Delgado.
Qué, si era cuestión de tiempo para que Don N se doblegará
Qué, si había logrado que sus cachorros: Nachin y Dany, mamaran del erario.
Nacho dominaba la cámara. Al menos eso creía.
La arrogancia lo hizo perder el piso y la soberbia la visión.
Hizo mal las cuentas y no pudo arrasar en las elecciones intermedias.
El dinero y el poder no le alcanzaron para comprar conciencias legislativas.
No tuvo fichas para salir al menos decoroso de la #ReformaElectrica
No tuvo talento para montarse en el potro de la victoria en la #RevocacióndeMandato
No tuvo los tamaños para ganar la elección de Durango.
Es decir, no ayudó en nada a la 4T.
A nivel nacional fue exhibido como parte de un grupo criminal que desvío dinero ilícito para sus empresas.
En Puebla duermen tras las rejas; El tlacoyo y el Sultán, sus socios y cómplices.
Los golpeadores de la marranera se le fueron encima: lo apuñalaron en la sien derecha, la oreja, la clavícula, la espalda, el tórax, el abdomen, los glúteos, los gemelos, rodillas, brazo, mano… pufff.
Nacho es objeto de verdadero odio para sus enemigos.
Luego fueron halladas conversaciones entre el Coto y Tocino. El primero operador del Don y el segundo de Nacho.
Coto traicionaría a Don N, a cambio de una senaduría.
Hoy Nacho ha perdido todo.
Y todo es todo, su hija se toma fotos con su enemigo, su pequeño: vive escondido en Tecamachalco, su periódico apesta y sus ‘supuestos’ aliados lo dejan cada día más solo.
¿Qué sigue?
Tic tac.
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Columna ficción