Hubo un día en que un candidato prometió corregir las cosas.
‘Contigo y con rumbo’ decía y dice todavía.
Lo cierto es que esa frase es una doble mentira.
Ayer fui a cobrar unas cuotas al CH de la ciudad.
La actividad es la misma de siempre: motelitos y vecindades viejas siguen operando sin sonrojo alguno y con la complicidad de todos, todas y todes (para no herir a nadie): autoridades, padrotes, prostitutas, clientes…
Las prostitutas son jóvenes y pueden mascar un chicle durante horas mientras esperan.
Vi un muchacho que llevaba 150 pesos y buscaba sexo, al final una de ellas se compadeció y lo masturbó en los arbustos de un jardín, mientras un inspector de gobernación municipal los miraba.
Un anciano logró llevarse a una a un cuarto viejo, ella le pidió a una amiga un poco de rollo y se fue con el abuelo meneando su pequeño trasero.
Vi a los inspectores de gobernación levantar ambulantes: boleros, chicharroneros, globeros y bla, bla, bla, pero con las vendedoras de caricias no se metían.
La mujer que se había llevado al abuelo regresó exactamente 15 minutos después.
‘ya, tan rápido’ le preguntó su amiga.
‘Solo se la jalé y en menos de dos minutos lo despaché, quesque está enamorado de mi’ dice mientras ríe y masca su chicle.
‘Y tu le crees’
‘Claro que no, pero por lo mientras me dio 500 pesitos más para la leche de mi bendi’ -respondió-
El día terminó y la mujer recibió tres clientes más: un borracho, un drogadicto y otro que llevaba al menos una semana sin bañarse y que le pagó por ‘chupársela’
Al terminar el día se acercó a su amiga y le dijo: vámonos manita, ya valió madres el día.
Al igual que nosotras – le respondió.
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Periodismo ficción