#Linchamiento en Huachi, encontrar un culpable en una turba.

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¿Sabes que es lo único malo de la tranquilidad? ¡Qué no es para siempre! -me dijo, el Chueco-

Y es que H le acababa de asignar el caso de Dan, un hombre que murió linchado y quemado, en un pueblo de la serranía poblana.

‘Me vale madres, necesitamos un culpable’ -le había dicho-

Apenas se había resuelto el caso del asesino de Ceci, y la barbarie de la sierra tenía al gobierno de espaldas y al Chueco, otra vez en acción.

El Chueco dio una bocanada a su inseparable cigarrillo.

Yo saqué un poco de polvo.

El bebía bacardi con coca

Yo, wiski, así seco: directo, pues.

El veía hacia el vacío.

Yo miraba los muslos de la madura mesera.

En la radio sonaba ‘ramito de violetas’

Está cabrón encontrar un culpable entre tanta pinche gente decente.  -me dijo-

Tan cabrón como encontrar a alguien que: no mienta, no robe y no traicione. -le respondí-

Al Don le urge encontrar una salida al caso de Dan y es que nada debe parar su buena racha de justiciero.

Las historias de linchamientos no son nuevas.

La dinámica es la de siempre: Alguien grita, agita y enciende, a los vecinos.

Señala a las víctimas como: Robachicos, violadores, profanadores o asaltantes.

Lo que sigue es criminal, le dicen: ‘Ya te agarramos hijo de la chingada’ o lindezas por el estilo.

Viene el 1er golpe que enciende a la gente, después una lluvia de palos y patadas caen sobre el acusado.

La policía prefiere huir y ver como el acusado es ejecutado.

De pronto un mensaje de voz de H entra al celular del chueco, exigiéndole resultados.

Tres cubas después el  bacardi se acabó.

El Chueco se paró y me dijo: vámonos Tonny, hay que encontrar un culpable

¿En serio?

-En serio. -respondió-

El caso es complejo, pero cuando se tiene el poder es fácil explicar la vida, aunque haya que negociar con el diablo.

La mesera se me acercó y me dio un beso de despedida.

Le di una nalgada y le dije: Volveré.

 

 

Mi cuenta en Tuiter: @soprano_tonny

Columna ficción