Ayer comía con un amigo de esos que tienen triple moral (panista por supuesto).
Cevichito y sopa de mariscos, cerveza y tequila.
La platica se movía entre el estilo de gobernar de ‘Doble Ese’, ‘El Joven Maravilla’, el llanto de las focas y la buena nalga que tenía la mesera (hacia buches al caminar)
Una alerta entró a mi celular.
Lolita me decía que Leopoldo García Peláez, había muerto.
‘PTM murió Polo Polo’, le dije al distinguido panista que me acompañaba.
Pedimos una botella de tequila para brindar por su eterno descanso.
La charla dio u giro y dejamos de hablar de la marranera para centrarnos en Polo Polo.
Polo fue un maestro de la misoginia, un patán.
Pero era nuestro patán.
En su momento hubo políticos poblanos que le copiaron el estilo en las sobremesas.
Se querían hacer los chistosos, pero hacían el ridículo.
La primera vez que escuché a Polo Polo fue con este chiste cuando iba rumbo al colegio.
También hubo políticos poblanos que se sintieron identificados con algunos de sus chistes.
El chiste del culito que quería convertirse en pajarito fue demoledor para mucho gay de closet, que quería aparentar ser macho.
El de la esposa y aquellito, nos explicaba porqué los hombres cambiamos el Rolex por un Casio.
Los chistes de Pepito nos mostraban que los niños son inteligentes y crueles, unos HDLCH, pues.
Las fabulas y sus moralejas, eran de gran enseñanza.
El alcohol se acabó y pedimos más.
Una lolita me buscaba hecha una furia.
La mesera me sonreía y se movía de más al caminar.
Y entonces recordé que fue de Polo Polo quien aprendí la frase #semehacegorda.
DEP Polo Polo
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Columna ficción
