¿Quién mató a Ceci?

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Para los poderosos es fácil resolver un feminicidio,  aunque a veces se tuerza un poquito la realidad. 

 

 

La muerte de Ceci impactó a todo el país.

Incluso a sus enemigos.

Eso es algo que el asesino, asesina o asesine, jamás calculó.

Cuando recibió el mensaje de que el trabajo estaba hecho pidió detalles, pero se topó con el silencio. Un silencio que anhelaba escuchar desde hace mucho.

Ella había dejado de ser un estorbo que le causaba demasiados problemas.

¿Qué mas da? -Pensó-

Tomó su camioneta y en un punto del periférico dejó una maleta con dinero que segundos después recogió uno de los sicarios.

Lo miró por el retrovisor, tenía curiosidad por ver el rostro de quien acaba de convivir con la muerte.

La noticia inundaba las redes.

La indignación crecía.

El asesinato era calificado como feminicidio.

La bola de nieve amenazaba con convertirse en avalancha.

Llegó a casa.

Revisó de nuevo las noticias: El País, López Doriga, Reforma…todos llevaban el asesinato.

Prendía un cigarro tras otro.

Sus manos sudaban, su espalda y su pecho también.

A su mente venía el rostro de la víctima: La última discusión y las advertencias mutuas.

Suplicante se hincó ante una imagen religiosa, quería encontrar alivio. Pero su Dios lo ignoró.

Sacó una pastilla que bebió con café.

El sudor fue desapareciendo, su nerviosismo y aroma a tabaco, no.

Hizo una llamada.

Del otro lado recibió un grito: ¡La acabas de cagar, podías haber hecho todo menos mandarla a ejecutar!

Sabía que era cierto, así que tragó saliva y dejo que su cerebro se perdiera.

Cinco segundos después dijo: Ella irá al cielo y yo al infierno.

Su interlocutor respondió: Ella ira al cielo y tú a la cárcel, si no hacemos algo.

Hablaré con H y le pediré nombré al ‘Chueco’ encargado del caso.

¿Quién madres es el Chueco? -PREGUNTÓ-

El Chueco es el que resolvió el caso del notario que se suicido con una bala que rebotó en un ángulo de 73 grados y que le dio en la nuca.

También fue quien elaboró la teoría de las balas de goma que mataron a un niño

Descubrió que un reo después de haber recibido la golpiza de su vida murió por comer sandia por la noche.

Es una verdadera reata. -le dijeron, entre risas-

Luego le marcó a un político importante.

-Por aquí no. Venme a ver. Sabes que hay muchos pájaros en el alambre. -le respondieron-

Prendió su penúltimo Marlboro y lo fumó con insolencia.

Una llamada de su asistente interrumpió.

-Asesinaron a Ceci

Con sorpresa preguntó: ¿Cuándo, cómo, dónde?

Y remató: ¡Carajo, no faltará quien nos quiera cargar el muertito!

 

 

 

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