La caída de los Guzmán en Badiraguato

Por: Admin

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La guerra intestina entre facciones del cartel de Sinaloa también se libra en el feudo histórico de El Chapo. La familia Zambada ha llegado al municipio y ha comenzado una purga

 

Mientras Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, aseguraba este domingo en Culiacán que el Cartel de Sinaloa está mermado, una de sus facciones se expandía y tomaba el control de Badiraguato, bastión histórico de la familia de El Chapo Guzmán. En medio de la guerra intestina entre facciones del cartel, que comenzó hace ya un año, la familia Zambada ha llegado al municipio y ha comenzado una purga.

En esta región, enclavada en el llamado Triángulo Dorado de las drogas en México, se libra un conflicto armado que incluye enfrentamientos, bloqueos y propaganda territorial. Grupos armados instalan retenes en las carreteras. Hay hombres vigilando como “halcones” desde motocicletas en los pueblos, y grafitis en paredes que anuncian la llegada de un nuevo grupo criminal, distinto a la familia Guzmán o a ejidatarios que antes sembraban amapola o mariguana, y que hoy producen drogas sintéticas.

Pintas de la facción de “los Mayitos” en los arcos de uno de los pueblos que está camino a Surutato, Badiraguato.

“Nada más vemos que entran y salen en sus camionetas. Ya no son los de antes, son otros, los que están dejando esos rayones”, dice Mariana (nombre ficticio), habitante de la cabecera municipal de Badiraguato. Este territorio ahora es parte de una guerra en expansión, a pesar de que el secretario García Harfuch afirmara que el Cártel de Sinaloa ha sido debilitado.

“Definitivamente las organizaciones criminales han sido mermadas. Al inicio del conflicto veíamos convoyes de varias camionetas en Culiacán. Hoy no hemos tenido registros de eso. Cada vez son menos frecuentes sino es que hubo meses sin bloqueos carreteros, como al principio. No quiere decir que la situación esté resuelta. Lo que decimos es que ya no son iguales: no tienen la misma capacidad de fuego estos grupos delincuenciales”, dijo García Harfuch en conferencia desde la capital de Sinaloa.

Pero la realidad en tierra es otra. El 25 de julio fue detenido Ismael Zambada García, ‘El Mayo’, tras haber sido secuestrado por Joaquín Guzmán López, hijo de su ex socio El Chapo, durante una reunión pactada en Huertos del Pedregal, un campestre al norte de Culiacán. Desde entonces, se desató una confrontación entre ambas familias, marcada por bloqueos, enfrentamientos, más de 1.600 asesinatos y casi 2.000 desapariciones.

Ismael 'El Mayo' Zambada y Joaquín Guzmán López

Según el Gobierno mexicano, se trata de una disputa entre Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del Chapo, y el hijo del Mayo, Ismael Zambada Sicairos, también conocido como Mayito Flaco.

Aunque el epicentro del conflicto ha sido Culiacán —zona clave para el trasiego y la venta al por menor—, desde el 9 de septiembre se ha extendido a los 20 municipios de Sinaloa, incluyendo Badiraguato, una región silenciada por la violencia.

Hoy, en comunidades como Santiago de los Caballeros, Huixopa, La Tuna, Surutato y otros pueblos más, hay nuevos retenes donde antes gobernaba la familia Guzmán. Se han impuesto prohibiciones: no se permite grabar ni denunciar, y quienes ahora mandan se anuncian con grafitis marcados con las letras MF, en alusión al Mayito Flaco. Han tomado el control con violencia, sobre el territorio que vio nacer a los capos que alguna vez fueron socios —y luego enemigos— del Mayo.

 

“Ellos son los narcos”

Desde sus inicios, el negocio de las drogas en Sinaloa ha estado ligado a familias campesinas que, tras la prohibición de la amapola y la mariguana, aprendieron nuevas formas de producir y traficar. Surgieron intermediarios que compraban la goma de opio y las plantas para convertirlas en heroína, que después llegaba a Estados Unidos. Allí, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, los opioides eran consumidos para calmar el dolor de las heridas. Luego vinieron los consumidores de cocaína proveniente de Sudamérica.

“Ellos son los narcos, los que venían y compraban para hacer la droga. Nosotros solo hacíamos crecer las plantas. No somos ricos. Mire nuestras casas. ¿Usted cree que lo seríamos?”, expresa Manuel, campesino de Santiago de los Caballeros, Badiraguato.

Los traficantes mexicanos aprendieron de las organizaciones colombianas. Se aliaron y trazaron rutas para abastecer al principal consumidor: Estados Unidos. La marihuana y la amapola se convirtieron en productos clave dentro de un mercado ilícito alimentado por capitales internacionales.

Badiraguato se volvió una zona estratégica: la tierra, el clima y la geografía son condiciones ideales para el cultivo de ambas plantas. Aunque la siembra se extendió a otras regiones, este municipio siguió siendo el epicentro nacional.

Una pinta en uno de los arcos de los pueblos que están en Badiraguato.

La fama de los intermediarios creció hasta que comenzaron a ser llamados “narcos”, y lo demás es historia. Badiraguato es el lugar mítico del narcotráfico mexicano: cuna de criminales como Rafael Caro Quintero (de La Noria), Ernesto Fonseca Carrillo ‘Don Neto’ (Santiago de los Caballeros), la familia Beltrán Leyva (La Palma), Juan José Esparragoza Moreno ‘el Azul’ (Huixopa) y la familia Guzmán (La Tuna). Desde la década del 2000, este municipio fue bastión de esta última, liderado por los hermanos Joaquín ‘El Chapo’ y Aureliano ‘El Guano’ Guzmán Loera. Hasta ahora.

Entre todos esos nombres famosos, El Guano Guzmán sigue libre. Los demás, como su hermano Joaquín El Chapo, están presos en México o Estados Unidos, o muertos, como Arturo Beltrán Leyva y Juan José Esparragoza Moreno.

 

Vía El País