Las neuronas espejo: el vínculo invisible que nos permite conectar y comprender a los demás
Las neuronas espejo, también conocidas como “neuronas de la empatía,” juegan un papel crucial en nuestra capacidad para entender y conectar con otros. Su descubrimiento en 1996 por un grupo de investigadores de la Universidad de Parma, Italia, liderado por los doctores Giacomo Rizzolatti, Luciano Fadiga, Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese, revolucionó el estudio del cerebro y del comportamiento humano.
Estas neuronas se encuentran en diversas regiones del cerebro, como las áreas premotoras, la corteza frontal y la corteza parietal inferior. Se activan tanto cuando ejecutamos una acción como cuando observamos a otra persona realizar la misma acción, lo que permite una comprensión intuitiva de las conductas ajenas. “Básicamente, si yo realizo una acción y alguien me observa, sus neuronas espejo empiezan a disparar, permitiéndole comprender mi comportamiento aunque no haya comunicación verbal”, explica el doctor Gabriel Gutiérrez Ospina, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Desde una temprana edad, los niños desarrollan conductas de imitación gracias a estas neuronas. Por ejemplo, si una madre gesticula mucho al hablar, es probable que sus hijos también lo hagan. Este proceso no está genéticamente determinado, sino que se adquiere mediante la observación de las personas con las que convivimos.
Además de influir en la empatía, las neuronas espejo también parecen intervenir en los aspectos paralingüísticos del lenguaje, como los gestos y las expresiones que acompañan a las palabras. Según Gutiérrez Ospina, estos elementos no verbales facilitan la comunicación y permiten comprender los sentimientos de otros, incluso si hay una aparente incongruencia entre palabras y gestos.
Otro aspecto interesante de las neuronas espejo es su posible relación con la conducta de los individuos con trastornos de empatía, como los psicópatas y sociópatas. Aunque estos individuos tienen neuronas espejo, sus cerebros podrían presentar dificultades para “reclutar” a otras neuronas necesarias para promover expresiones empáticas.
En un plano social, estas neuronas podrían estar vinculadas a la forma en que manejamos la “verdad” en nuestras interacciones cotidianas. El doctor Gutiérrez Ospina sugiere que la cohesión social se ve reforzada por ciertas “mentiras piadosas,” emitidas con empatía para evitar conflictos. En este contexto, las neuronas espejo no solo favorecen la comprensión de otros, sino que podrían facilitar interacciones basadas en la armonía social.
Este descubrimiento ha aportado una nueva comprensión sobre el cerebro humano y su rol en el comportamiento social, subrayando cómo las neuronas espejo ayudan a consolidar la cohesión y la adaptación social, esenciales para la supervivencia y la conexión entre individuos.