Un legado arquitectónico indígena con visión cósmica
Localizada a unos cuantos minutos de la pirámide de Cholula. Esta iglesia fue construida en el siglo XVI con la intención de adoctrinar a los indígenas del lugar, La Capilla Real de Naturales, conocida así con su nombre completo, es una de las más antiguas del país, destaca por sus 49 cúpulas y siete naves, por eso también se le conoce como la iglesia de las cúpulas.
En el corazón de la tradición y la fe, la Capilla Real se erige como un testimonio viviente del sincretismo cultural que define a México. Construida sobre los cimientos del antiguo templo dedicado a Quetzalcóatl, este recinto combina arquitectura colonial y simbolismo mesoamericano, preservando la cosmovisión de los pueblos indígenas que le dieron vida.
Una obra de arte arquitectónica
La Capilla Real destaca por su planta cuadrada y un diseño único de siete naves, donde la central es más amplia que las demás. Los pilares octagonales, junto con capiteles y bases de estilo dórico clásico, sostienen 49 cúpulas distribuidas sobre los arcos. Este diseño incluye 12 columnas, 24 pilastras octagonales y 14 capillas con bóvedas de arista, que otorgan al espacio un aire solemne y majestuoso.
Contrario a la creencia popular, este templo no es una réplica de mezquitas islámicas. Su diseño simboliza la cosmovisión indígena: las nueve naves de norte a sur representan los niveles que conducen de la tierra al cielo, mientras que las siete de este a oeste honran a Chicomecoatl, la Madre Tierra. Esta deidad sigue siendo venerada en la fiesta del Altepetlhuitl, o Fiesta del Pueblo.
Historia y organización comunitaria
La Capilla Real forma parte de la Parroquia de San Pedro Apóstol, erigida en 1640 por el arzobispo Juan de Palafox y Mendoza. Construida sobre un antiguo templo dedicado a San Gabriel, el proyecto fue concluido en el siglo XVIII bajo la supervisión del obispo Victoriano López Gonzalo. Actualmente, la parroquia es sede del Vicariato Poniente de la Diócesis de Puebla y se organiza en torno a los diez barrios o calpullis de la región.
Estos barrios—entre los que destacan San Miguel Tianguisnahuac, Santiago Mixquitla y San Matías Cocoyotla—mantienen una estructura de organización prehispánica. Cada año, uno de los barrios asume la responsabilidad de conservar la Capilla Real y el Santuario de la Virgen de los Remedios a través de un sistema rotativo. El mayordomo del barrio, elegido para esta tarea, adquiere una posición de honor y autoridad como Tiachcauh, o “hermano mayor”.
Un templo que refleja la cosmovisión indígena
Para los habitantes y mayordomos, la Capilla Real no es solo un templo, sino un símbolo de su identidad y creencias. Aunque algunos historiadores han sugerido similitudes con mezquitas musulmanas, los guardianes de esta tradición refutan esta idea, defendiendo que el diseño refleja la cosmogonía prehispánica. Los santos patronos actuales—la Virgen de Guadalupe y San Pedro de Ánimas—representan un paralelismo con las deidades indígenas: Quetzalcóatl, el dios de la vida, y Mictlantecuhtli, el dios de la muerte.
La Capilla Real no solo es un lugar de culto, sino también un puente entre el pasado y el presente, un recordatorio de la riqueza cultural que define a México y un espacio donde la historia y la fe siguen latiendo al unísono.