Las Posadas: Una tradición que une historia, fe y cultura popular mexicana

Por: Rocío Rios

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La riqueza y la magia de la tradición mexicana de las posadas
Las posadas son una de las festividades más representativas de México, combinando elementos religiosos y culturales que han evolucionado desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Estas celebraciones, que inician el 16 de diciembre, tienen sus raíces tanto en las prácticas indígenas como en la influencia de la evangelización española, destacándose por su simbolismo y sentido de comunidad.
Origen prehispánico y transición religiosa
Antes de la llegada de los españoles, los mexicas celebraban en diciembre el panquetzaliztli, un periodo dedicado a honrar a Huitzilopochtli, dios de la guerra. Durante esta festividad, se colocaban banderas en los árboles y en el templo principal como señal de devoción, y las ceremonias culminaban con el solsticio de invierno. En este contexto, las casas ofrecían comida a los asistentes y pequeños ídolos llamados tzoatl.
Con la llegada de los españoles, los misioneros aprovecharon estas fechas para introducir prácticas religiosas cristianas. Según el antropólogo Fernando Híjar, las posadas surgieron con los agustinos en San Agustín de Acolman, Estado de México. En 1587, Fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V la autorización para celebrar las “Misas de Aguinaldos” del 16 al 24 de diciembre. Estas misas incluían villancicos, luces y piñatas, elementos que hicieron más accesible el mensaje cristiano.
De los templos a las calles: una tradición comunitaria
Con el tiempo, la iglesia permitió que las posadas se realizaran fuera de los templos, integrándose a la vida cotidiana de las familias. Esta transición dio pie a una celebración más popular, enriquecida con velas, letanías, y el famoso acto de pedir posada. En este ritual, los asistentes representan el peregrinaje de José y María en busca de alojamiento en Belén.
La representación incluye dos grupos: uno dentro de la casa y otro fuera, que entonan la tradicional letanía:
•Peregrinos: “En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi esposa amada.”
•Residentes: “Aquí no es mesón, sigan adelante, no les puedo abrir, no vaya ser un tunante.”
Finalmente, los peregrinos son recibidos con las palabras: “Entren Santos Peregrinos, reciban este rincón, que aunque es pobre la morada, os la doy de corazón.”
La simbología de la piñata
Uno de los momentos más esperados de la posada es romper la piñata, un acto cargado de simbolismo religioso:
•Los siete picos representan los pecados capitales.
•Los dulces y frutas simbolizan las gracias divinas.
•El palo es la fuerza de Dios para vencer el pecado.
•La venda en los ojos representa la fe.
•Los asistentes guían al “ciego”, reflejando el apoyo de la Iglesia.
Celebraciones que perduran
Hoy en día, las posadas son un ejemplo de cómo las tradiciones pueden evolucionar sin perder su esencia. Más allá de la religión, simbolizan unión, esperanza y alegría, fortaleciendo los lazos comunitarios en un ambiente de convivencia y espiritualidad.
Con sus raíces históricas y su riqueza simbólica, las posadas mexicanas son un recordatorio de la fusión cultural que define la identidad del país.