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¿Racismo en la Antigua Grecia? Las teorías que anticiparon el pensamiento racial moderno

Por: Rocío Rios

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Aunque el concepto moderno de “raza” no existía en la Grecia antigua, algunos pensadores griegos desarrollaron ideas jerárquicas sobre los grupos humanos que, siglos más tarde, inspirarían los fundamentos del racismo científico.

Cuando se piensa en el legado de la civilización griega, suelen venir a la mente aportes como la democracia, la filosofía, el teatro o la arquitectura. Sin embargo, poco se discute sobre las ideas que los griegos sostuvieron sobre las diferencias entre los pueblos del mundo. Aunque el término “racismo” no existía en aquel entonces, varios pensadores de la Grecia clásica elaboraron discursos científicos y filosóficos que sentaron las bases de futuras concepciones racializadas, influenciando, de forma indirecta, el pensamiento occidental durante siglos.

Categorías étnicas antes que raciales

En la obra del investigador David Kaufman, especializada en ciencia antigua, se explica que los griegos no hablaban de razas en el sentido moderno —es decir, basado en criterios biológicos heredables como el color de piel o los rasgos físicos—, pero sí establecían diferencias marcadas entre comunidades humanas según criterios culturales, étnicos y geográficos.

Los griegos se definían a sí mismos como “helenos”, diferenciándose de los “bárbaros”, un término que se aplicaba a todos los que no compartían su lengua, costumbres y organización social. Aunque esta distinción era en principio cultural, fue adoptando un tono de superioridad, en el que los pueblos ajenos a la civilización griega eran retratados como inferiores, irracionales o pasivos.

Ciencia, medicina y jerarquías humanas

A partir del siglo V a. C., figuras como Hipócrates o Aristóteles comenzaron a utilizar ideas pseudocientíficas para explicar el carácter y las capacidades de diferentes pueblos. Por ejemplo, Hipócrates relacionó el clima con la constitución física y mental de las personas: los pueblos del norte serían fuertes pero torpes; los del sur, inteligentes pero débiles. Los griegos, en cambio, vivirían en la “zona templada” ideal, lo que explicaría su supuesta superioridad natural.

Aristóteles, por su parte, desarrolló una teoría política en la que justificaba la esclavitud natural, argumentando que ciertos pueblos estaban “hechos” para ser gobernados debido a su menor capacidad racional. Estas ideas, aunque no eran estrictamente raciales, establecían jerarquías humanas naturalizadas que fueron reinterpretadas siglos después como argumentos raciales en tiempos del colonialismo y del racismo científico del siglo XIX.

¿Un racismo sin razas?

La gran paradoja es que, si bien la Grecia antigua no reconocía el concepto de raza como construcción biológica, muchos de sus autores sentaron las bases de una cosmovisión jerárquica de la humanidad. Según los especialistas, esto no debe leerse como racismo en el sentido estricto, pero sí como una forma de etnocentrismo estructurado que se convirtió en punto de partida para discursos posteriores mucho más radicales.

“No se puede acusar a los griegos de racistas en el sentido moderno, pero sí se puede estudiar cómo sus teorías influyeron en los marcos intelectuales que siglos más tarde legitimarían formas de dominación y exclusión”, explica Kaufman en su estudio.

Un legado complejo

Comprender el pensamiento griego sobre las diferencias humanas permite revisar la genealogía de muchas ideas que hoy siguen teniendo eco en los discursos sobre identidad, cultura y poder. No se trata de juzgar al mundo antiguo con criterios modernos, sino de reconocer que el conocimiento también tiene historia, y que algunas de sus raíces más profundas nacen de ideas que, aún sin quererlo, sentaron las bases de desigualdades más duraderas.


📚 Fuente:
David Kaufman, Estudios sobre la ciencia antigua y la construcción de categorías humanas (mención referencial).