En Petacalco, Guerrero, donde está la central eléctrica que más energía produce para la CFE, ocurre un ecocidio desde hace más de 20 años con la tolerancia de las autoridades. Tortugas, peces, cultivos y los propios habitantes de la zona son afectados por la contaminación que emite esta planta de carbón
MCCI
Vanessa Cisneros y Blanca Corzo
Fotografía y video: Lucía Vergara
En la central de generación eléctrica Plutarco Elías Calles mueren cada día decenas de tortugas, peces y cocodrilos. Esta planta, la que más energía produce para la Comisión Federal de Electricidad en todo el país, está acabando también con los cultivos de la zona, además de afectar la salud, las fuentes de trabajo y la vida cotidiana de los pobladores de Petacalco, Guerrero.
Las tortugas marinas llegan desde el océano Pacífico y nadan por el Río Balsas, que está en el límite con Michoacán, donde la comisión abrió un canal para jalar agua utilizada para un proceso industrial de enfriamiento. Salvo unas boyas flotando sobre el agua, nada impide el paso de las tortugas al cauce artificial que las conduce a la muerte.
Especies como laúd, negra y golfina son capturadas en rejillas de la planta eléctrica y luego jaladas con rastrillos que les cercenan los miembros; otras más se quedan varadas bajo el sol por días y mueren deshidratadas, según testimonios recabados.
Pobladores y ambientalistas han documentado la muerte de hasta 76 tortugas en un sólo día bajo estas condiciones. Además, señalan que el personal de CFE llega con grúas o camiones para recoger a los animales -aunque estén vivos- y los llevan a un tiradero dentro de la planta, en donde los cubren con tierra y zacate.
A esto se suman las miles de sardinas que aparecieron muertas y esparcidas en las playas de Petacalco a inicios de 2022. Un estudio que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Guerrero mandó a hacer, la muerte masiva fue resultado de “la pesca incidental en la zona”, descartando que la causa fuera la contaminación de la planta.
La promesa de empleos y mejoras a la localidad que hizo la CFE cuando llegó a Petacalco el 18 de noviembre de 1993 no se ha cumplido.
En ese tiempo la mayor parte de su población se dedicaba a pescar, cultivar o tener ganado. A casi treinta años de la inauguración de la planta, las fuentes de trabajo en esta localidad de poco más de 3 mil 400 habitantes se agotan por la contaminación y sólo ocho habitantes de Petacalco trabajan en la planta.
Los pescadores, muchos ya en la tercera edad, dicen que antes de que las chimeneas de la CFE comenzaran a funcionar, ellos sacaban hasta una tonelada de peces en un día, a pocos kilómetros de la playa.
Hoy tienen que navegar más de 30 kilómetros para lanzar sus redes y dejarlas por un día o dos para atrapar un par de peces. El motivo, explican, es que la CFE vierte sus desechos al mar por un canal de descarga.
El agua que sale de ese canal y termina en el mar está muy caliente. Cuando amanece, las olas de la playa que rompen cerca de donde se juntan el canal con el mar, están tibias y un humillo se desprende de ellas. Además, cuando la piel toca esa agua, se enrojece y duele. En algunas personas deja manchas rojas por algún tiempo, que arden.
El humo que sale de las chimeneas de las siete unidades de generación eléctrica que trabajan día y noche, también afecta los cultivos de limón, coco, sandía, plátano y otros frutos que suelen estar cubiertos por las cenizas que caen con las emisiones de la planta. Las frutas no se pueden comer, pues tienen como pequeñas quemaduras y en algunos casos al cortarlas están negras por dentro, lo que hace que el cultivo ya no sea sostenible para los pobladores.
Además, el aire que se respira en las calles de la localidad pica la nariz, la garganta y los ojos. Quienes viven a unos pasos de las puertas de la central, cuentan que hay días en que el humo que sale de las chimeneas de la comisión baja a ras de piso y es imposible respirar.
Tienen que encerrarse en un cuarto hasta que pase ese humo que describen con olor a “petróleo” o como de algo “chiloso” porque les pica la garganta y los ojos.
Aunque esta central es la que más energía genera al año en todo el país, con 15 mil 817 gigavatios por hora, de acuerdo con las estadísticas de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), también es la que más contamina.
En 2017 investigadores del Centro de Ciencias de la Tierra de la UNAM y de la Subdirección de Generación de la propia CFE publicaron un artículo que concluye que esta planta era la que más emisiones de mercurio emitía de las tres carboeléctricas de la CFE.
“Los resultados muestran que la mayor emisión se presentó en la carboeléctrica localizada en Petacalco, Guerrero”, dice el estudio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que exponerse al mercurio o la inhalación de su vapor puede causar daños en el sistema nervioso e inmunitario así como en el aparato digestivo, además de los pulmones y riñones.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) pudo constatar con los registros de la Secretaría de Salud que de todas las muertes ocurridas en Petacalco entre 2012 y 2020, casi un tercio están relacionadas con padecimientos ligados a la contaminación ambiental.
De un total de 176 fallecimientos reportados, cuando menos 56 tienen como causas tumores, anemias o linfomas (22), padecimientos respiratorios (14), infartos cerebrales o enfermedades del sistema nervioso (11) y padecimientos en el hígado o riñón (9).
La planta tiene 28 años de actividad, pero la CFE no tiene estudios ambientales recientes sobre los daños que causa la central en Petacalco.
Las autoridades informaron a MCCI vía transparencia que los últimos estudios en esta materia se hicieron cuando se proyectaba la carboeléctrica, hace tres décadas, y desde entonces se planteó que la central estuviera sólo 30 años activa.
El 84 por ciento de la energía que produce anualmente la CFE proviene de fuentes contaminantes, como el gas, el carbón o el combustóleo.
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