La Policía, en casa de la periodista Lourdes Maldonado, asesinada en el fraccionamiento Santa Fe en Tijuana, estado de Baja California (México). La periodista Lourdes Maldonado se convirtió este domingo en la segunda periodista mexicana asesinada en eneroEFE
En Ucrania, los rusos apuntan a los periodistas y los matan. Podrán decir, como justificación injustificable, que es una guerra. Nos parece que, como hace la Columbia Journalism Review recordando testimonios de hace tres años, que hay lugares donde, sin guerra declarada, la matanza de periodistas se ha institucionalizado, demostrando que los delincuentes -políticos o habituales- han decidido que lo mejor contra una prensa que busca y cuenta las verdades de sus crímenes, lo mejor es matar a los periodistas.
La principal publicación dedicada a la libertad de prensa en el mundo ha recuperado, tras las últimas noticias sobre asesinatos de periodistas en México, un reportaje de Stephania Taladrid en 2019 en el que resume el heroico esfuerzo de la periodista Marcela Turati por hacer llegar al mundo la realidad de su país:
“Desde 2006, cerca de 100 periodistas han sido asesinados en México. Miembros de la prensa se han visto obligados a evaluar si sus palabras valen más que sus vidas. La autocensura se ha generalizado y varios territorios, considerados demasiado peligrosos para ejercer el periodismo, han desaparecido del mapa. Artículo 19, un grupo que monitorea la libertad de prensa, ha registrado 3.594 agresiones contra periodistas desde 2006, incluyendo 19 desapariciones. Cada vez que un periodista es asesinado, Ana Cristina Ruelas, directora regional de Artículo 19 para México y América Central, lo cuenta como un ‘”doble asesinato’. ‘Muere la verdad que estaba investigando’, me dijo, ‘pero también la verdad sobre las circunstancias de su muerte'”.
Muy poco ha cambiado desde la llegada al poder en 2018 de Andrés Manuel López Obrador, oriundo de Cantabria, que exige que España pida perdón por su “genocidio” americano: “Desde que asumió el poder en 2018, la retórica de López Obrador se ha endurecido, y muchos temen que sus llamadas ‘mañaneras’ sean solo una plataforma para controlar las noticias. Al menos seis periodistas fueron asesinados en los primeros meses de su gobierno”.
Carlos Bravo Regidor, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, señala: “O no le importa o no lo entiende, pero él mismo contribuye de alguna manera a validar el clima de hostilidad contra la prensa cuando él mismo se suma a ella”. Y Turati apuntaba: “Me dijo Jan-Albert Hootsen, representante del Comité para la Protección de los Periodistas en México: ‘La diferencia es que zonas de guerra como las que se encuentran en Irak y Siria no tienen un mecanismo federal o una oficina especial de la procuraduría, lo que hace que la situación en México sea aún peor'”.
Ése es el drama. En México no hay guerra. Hay una eliminación sistemática del periodismo independiente, apoyada por el poder político.