Claves y mensajes detrás del recambio en Alfa. La pelea política con PRI y PAN complica los acuerdos.
El poder económico de Nuevo León hace movimientos de cara la sucesión presidencial del 2024. Mientras busca acomodarse a una eventual candidatura de Claudia Sheinbaum, también apunta a ubicar al interino de Samuel García, a quien ya los hombres de negocios ven como un candidato presidencial inevitable.
La salida de Armando Garza Sada de la conducción de Grupo Alfa va en esa dirección. Más allá del hecho irrefutable de que el conglomerado ha perdido un valor de mercado considerable desde que asumió su conducción, el factor que detona este giro es una excesiva cercanía de Garza Sada con Sheinbaum que el accionariado, y el resto de los industriales regios, entienden que puede ser contraproducente.
El magnate le organizó por lo menos tres reuniones a la candidata, dos en su casa de Nuevo León y una en la CDMX y, contrario a lo que podría entenderse, en una compañía como Alfa es una señal de alarma porque las decisiones que deben ser de mercado y financieras pueden comenzar a competir con preferencias de corte político que no son recomendables para un emporio de esta naturaleza.
Álvaro Fernández Garza, el flamante sucesor, tiene una postura más equidistante y múltiples relaciones en todo el arco político. Tiene trato directo con los principales actores del PRI y del PAN en Nuevo León y ubicó a Agustín Basave, amigo de Xóchitl Gálvez, con un cargo en la Universidad de Monterrey.
Debe decirse: el interés en acercarse a Sheinbaum por parte de Garza Sada no fue único y obedece a la lógica empresarial de que si bien en materia institucional, de competitividad y de seguridad, el país no va en la dirección que estos ejecutivos quisieran, en todo el sexenio han ganado dinero.
Un buen ejemplo de esto es Sergio Gutiérrez Muguerza, que pasó de decir en privado que Andrés Manuel López Obrador podía descarrilar la economía a, por estos días, buscar conectarse con el equipo de Sheinbaum para aportar recursos a la campaña.
El caso del eventual gobernador interino de Samuel García es igual de complejo. Los industriales quieren buscar un acuerdo con el Congreso en manos de la oposición para ubicar un interino que baje los decibeles de la contienda política.
Esta semana en diversas mesas se habló del secretario de Gobierno Javier Navarro, que tiene muchas ganas de reemplazar a Samuel y que por eso le pidió disculpas al alcalde César Garza por las complicaciones que los días pasados sufrió un familiar directo. Fue un intento de mostrarse conciliador.
El problema es que en el campamento opositor se cuentan relatos tenebrosos del accionar de MC. Especialmente aquellos referidos al crimen del director jurídico del Congreso, Ricardo Flores.
Las acusaciones que se escuchan por lo bajo son tan graves que, de momento, el único camino hacia un acuerdo para que el Congreso designe el interino que elija Samuel es que el PRI controle definitivamente la Fiscalía estatal. Por ahora el gobernador no quiere entrar en ese tema.
Más allá de Navarro, los industriales conocen que el secretario del Trabajo Federico Rojas quiere ser interino, pero su cabildeo no termina de satisfacer. Es por eso que también se habla del ex rector del Tec David Noel o del titular del CCE, Carlos Salazar Lomelín. El primero puede transitar mejor con MC porque en el pasado el gobernador ya lo invitó a sumarse y, además, debe decirse, no hay otro camino para él hacia Palacio de Cantera. Con el prestigio no alcanza. Hacen falta votos.
Salazar tiene a su favor que es una figura bien vista por López Obrador pero ya una vez rechazó ser alcalde interino de Monterrey y en Morena NL ya se lo menciona para una candidatura de peso el año próximo.