*Dr. Julián Germán Molina Carrillo.
Sin duda alguna, uno de los sectores más golpeados a nivel mundial a raíz de la pandemia del Covid 19 es el sector educativo, por las graves implicaciones y cambios que han tenido que enfrentar todos los actores del proceso, como son en el caso de México, las autoridades del Gobierno, los dueños de instituciones privadas, los maestros, padres de familia, hasta los educandos en todos los niveles, desde la educación obligatoria, hasta la educación superior que tuvieron que transformarse de la noche a la mañana, en la búsqueda de un nuevo modelo a distancia, para el que sólo un 3% estaba preparado, representado por las instituciones de financiamiento privado, es decir, ante lo imprevisible de la situación y del confinamiento al que todos tuvimos que someternos, durante estos casi 5 meses, nuestras autoridades educativas en pleno programa de recortes y austeridad republicana, contaban con escasos argumentos y soluciones para hacer frente a esta crítica situación.
Tan es así, que durante los meses de marzo a la fecha, los anuncios del retorno a la normalidad y a las clases presenciales en las escuelas, se fueron diluyendo, ante la frialdad de los números de contagiados y a los más de 53 mil muertos que ha dejado la pandemia a lo largo y ancho del país, colocando a México en un vergonzoso tercer lugar a nivel mundial, de acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Ante este panorama, los expertos en materia de salud, han vaticinado que el regreso a las aulas para continuar con el modelo presencial se ve todavía muy lejano, quizás hasta mediados de 2021 con un modelo hibrido, lo que dependerá de la llegada a México de la vacuna contra el Covid 19 y a que se empiece a abatir el alto número de contagios y fallecimientos.
El ciclo escolar 2019-2020, será recordado en los anales de la historia educativa del país, como uno de los más deficientes y complicados, por el cambio del modelo presencial, al de clases a distancia, cuyos resultados oficialmente no se han dado a conocer a través de instrumentos adecuados y serios, sino lo que se ha anunciado es que se tuvieron buenos resultados simplemente, aunque la realidad seguramente nos dará otros “otros datos” si se toma en cuenta la opinión de los maestros, estudiantes, padres de familia, directivos y funcionarios, podemos constatar que existe diversidad de puntos de vista, pero la gran mayoría señalará que nadie estaba preparado para enfrentar con éxito la situación.
El anuncio del Presidente López Obrador de la alianza del Gobierno de la 4T con las principales televisoras el pasado 3 de agosto en su conferencia mañanera, donde dio a conocer su estrategia para el regreso a clases, consistente en ampliar el número de canales de televisión abierta para transmitir contenidos por ese medio y por la radio y entregar cuadernillos con los temas a quienes no tengan acceso, fue duramente cuestionada por especialistas en la materia por no ubicar la forma a la que están acostumbrados a aprender las generaciones actuales de niños, adolescentes y jóvenes, dentro de la escuela tradicional con clases presenciales. En esta propuesta se buscó la forma más efectiva para ahorrar recursos y aparentar que el problema de las clases a distancia se encuentra resuelto con un educando pasivo, frente a un aparato ante quién no podrá plantear sus dudas, ni interactuar como ocurriría en otros medios de información digitales.
En esta cruzada populista y sin sustento científico, previamente el Gobierno federal y de los Estados echaron a andar un plan para desacreditar y exterminar a la educación privada, acusándola de los males de este país y de ser un foco de corrupción que lucraba contra los intereses de los estudiantes y padres de familia.
La aprobación de la Ley General de Educación a nivel federal y de las Leyes de Educación estatales, forman parte de este plan, que busca a toda costa el cierre de los colegios privados y el control de los contenidos educativos bajo una versión oficial en las escuelas públicas, sin tomar en cuenta el derecho de los padres de familia a elegir el tipo de educación que consideran mejor para sus hijos.
En este debate, las opiniones han sido a favor y en contra, las primeras defendiendo la gratuidad de la educación obligatoria consagrada en las reformas al artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en contra, por quienes reconocen la incapacidad del estado y de las escuelas públicas para atender a toda la demanda de educación que existe en el país, de la cual un porcentaje importante lo cubren las instituciones de financiamiento privado.
Así, en los próximos meses y con la estrategia de teleaprendizaje impulsada por el gobierno de la 4T con el apoyo de las televisoras y radio, frente al uso de las tecnologías de información, internet y medios digitales con plataformas que utilizarán las instituciones privadas, veremos en seis meses los resultados y que modelo es el mejor para los estudiantes del país. Preparen sus asientos para ver esta función.