La Iglesia Metodista Unida Lincoln, ubicada en el vecindario de Pilsen, Chicago, ha decidido suspender sus servicios religiosos en español por miedo a las deportaciones masivas anunciadas con la llegada del nuevo gobierno de Donald Trump. La decisión, liderada por la reverenda Tanya Lozano, busca proteger a los feligreses, muchos de los cuales son migrantes indocumentados o pertenecen a familias de estatus mixto.
“No queremos poner en riesgo a nadie”
Los servicios en español, que reunían a la comunidad migrante cada domingo, ahora serán virtuales. Lozano explicó que esta medida busca evitar que los miembros de la iglesia enfrenten arrestos o deportaciones al salir de los servicios religiosos. “Ya hay niños que tienen miedo de ir a la escuela por temor a no encontrar a sus padres al volver”, advirtió la reverenda.
Thomas Homan, designado como el encargado de las políticas migratorias en el nuevo gobierno, anunció que Chicago será el epicentro de las redadas de inmigración. A partir del 21 de enero, se desplegarán agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en busca de indocumentados.
Aunque las leyes actuales prohíben arrestos en iglesias, escuelas y hospitales, se teme que la administración de Trump revoque estas protecciones, aumentando la vulnerabilidad de la comunidad migrante.
Historia de resistencia en Pilsen
La iglesia, conocida por su defensa de los derechos de los migrantes, ha enfrentado ataques racistas y amenazas en el pasado. En 2006, dio refugio a la activista mexicana Elvira Arellano, convirtiéndose en un símbolo de resistencia. Sin embargo, la amenaza de deportaciones masivas ha forzado a la congregación a tomar medidas más cautelosas.
Chicago, una ciudad santuario bajo presión
Durante el gobierno de Joe Biden, Chicago fue una ciudad santuario, recibiendo a más de 25,000 migrantes en el último año y medio. Sin embargo, la llegada masiva de personas ha desbordado los albergues y provocado críticas hacia las políticas migratorias.
A pesar de los desafíos, el alcalde Brandon Johnson reafirmó el compromiso de la ciudad: “No podemos abandonar a las familias en esta crisis humanitaria”. Sin embargo, para líderes como Lozano, ser una ciudad santuario también implica convertirse en un objetivo para las políticas más duras del gobierno de Trump.
¿Qué sigue para la comunidad migrante?
Con la toma de posesión de Trump programada para el 20 de enero, los temores de redadas y deportaciones masivas están más presentes que nunca. La comunidad migrante en Chicago enfrenta un futuro incierto, mientras busca formas de protegerse y mantener su fe en medio de la adversidad.