El controvertido fenómeno de la “resurrección digital” ha generado un intenso debate sobre la ética y la moral en el uso de la inteligencia artificial para recrear voces y aspectos de individuos fallecidos. Este fenómeno, ilustrado por un episodio televisivo donde se expuso a personas a recreaciones digitales de sus seres queridos fallecidos, plantea interrogantes sobre la identidad, el duelo y el consentimiento.
La práctica de la resurrección digital, aunque puede brindar consuelo momentáneo, suscita preocupaciones éticas y filosóficas. Se cuestiona si recrear la voz o imagen de un fallecido extiende su existencia o simplemente crea una sombra sin sustancia. Además, surge el dilema sobre el papel de la memoria y la verdadera identidad en este proceso, así como el impacto en el proceso natural del duelo.
Desde una perspectiva ética, la comercialización de la resurrección digital plantea inquietudes sobre la explotación emocional y la interferencia con el proceso íntimo y sagrado del duelo. Esta tecnología, aunque intenta preservar la memoria de los seres queridos, podría distorsionar la experiencia humana real y dificultar el proceso de aceptación de la pérdida. En última instancia, la “resurrección digital” nos confronta con la paradoja de buscar consuelo en simulaciones imperfectas que pueden no reflejar la verdadera esencia del ser amado.