Finalmente Donald Trump dejó de lado su parsimonia inicial y comenzó a hacer valer su rol como uno de los jugadores más importantes del mercado petrolero para mejorar los precios del barril.
El presidente estadounidense inició una mediación entre Rusia y Arabia Saudita -que fue confirmada por el Kremlin- y afirmó que “en pocos días” se llegará a un acuerdo para reducir la producción.
Esto provocó un inmediato repunte del 8% en la cotización del Brent, que ahora opera a 26,7 dólares el barril. Si bien se trata de una importante mejora, los valores todavía se encuentran debajo de los costos de la industria del shale estadounidense.
Es por eso que Trump también decidió convocar a una primera reunión con los CEOs de las principales petroleras para discutir posibles tarifas a los hidrocarburos importados y una ayuda fiscal al sector.
López Obrador afirma que la crisis por el Covid-19 “es transitoria y no estamos en la debacle”
Se trata de un giro completo en la actitud del republicano, que a principios de la guerra de precios ocasionada por el derrumbe de la demanda mundial a raíz del coronavirus y el aumento de la producción decretado por Arabia Saudita, había festejado el beneficio para las familias estadounidenses que significaba el desplome de las naftas.
En el peor momento de la crisis, el petróleo llegó a valer unos 22 dólares, es decir, casi un 70% menos en relación a principios de año. Si bien los analistas proyectan precios bajos al menos por varios meses, un acuerdo de reducción de cuotas de la OPEP podría estabilizar el crudo hacia valores más razonables en torno a los 40 dólares, según detalló la consultora Mc Kinsey.
En ese misma trayectoria a la baja estuvo el barril de crudo mexicano, que se cotizó esta semana a 10.37 dólares, el precio más bajo en 21 años, y un desplome de más de 82% de su valor máximo de este año.
La contracción supone un gran problema para el gobierno de López Obrador, que había hecho del fortalecimiento de Pemex uno de los puntos centrales de su programa económico.