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Elecciones a medida de Putin: Rusia se prepara para un plebiscito sin rivales

Vladimir Putin. Presidente de Rusia

Por: Jacobi Angélica Barraza Morales

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Las elecciones presidenciales que Rusia celebra este fin de semana presentan un panorama desolador para los votantes. Vladímir Putin, que prorrogará su mandato hasta 2030, se enfrenta a un escenario sin precedentes: apenas unos pocos candidatos, todos apoyando al Kremlin. Además, estos comicios serán los primeros con el controvertido sistema de voto por internet y sin la presencia de observadores internacionales de la OSCE. Todo parece apuntar a que el Kremlin busca convertir estas elecciones en un plebiscito, una muestra de apoyo masivo para justificar las medidas futuras de Putin ante su pueblo.

De los 25 partidos permitidos en Rusia, solo 8 han presentado un aspirante. El filtro presidencial ha sido inflexible, permitiendo solo a tres formaciones leales al poder – el Partido Comunista, el Partido Liberal-Demócrata de Rusia y Gente Nueva – pasar el corte. Sorprendentemente, el partido gobernante Rusia Unida no ha nominado a un candidato propio, sino que respalda al “independiente” Vladimir Putin.

Putin se ha asegurado en el poder desde las elecciones presidenciales de 2018, utilizando una reforma constitucional en 2020 para reiniciar sus mandatos y extender su potencial permanencia en el Kremlin hasta 2036. Las leyes promulgadas durante su mandato y las detenciones de opositores han excluido a cualquier candidato que pudiera ser considerado peligroso para los planes del presidente.

“Es el menor número de candidatos presidenciales en toda la historia de las elecciones rusas, solo lo iguala 2008, cuando Dmitri Medvédev se turnó con Putin“, subraya Stanislav Andreichuk, miembro de la junta directiva de Golos, la mayor organización independiente rusa para la transparencia electoral.

Las cabezas visibles de la oposición rusa están en la cárcel, en el exilio o han muerto. El líder de la disidencia, Alexéi Navalni, falleció repentinamente en prisión hace poco más de un mes antes de los comicios. Su funeral congregó a decenas de miles de rusos a pesar del boicot del Kremlin y las detenciones de manifestantes pacíficos.

Candidatos vetados y elecciones controvertidas

La Comisión Electoral Central de Rusia ha vetado a dos candidatos que lograron movilizar grandes apoyos. Borís Nadezhdin, politólogo y supuesto opositor a la guerra, recolectó unas 300.000 firmas que fueron anuladas en su mayoría. La periodista Yekaterina Duntsova también fue arrestada cuando presentaba un nuevo partido en enero.

El partido opositor Yábloko, que cumplió 30 años en octubre, no ha podido presentar un candidato. Sin embargo, mantiene su lucha en ayuntamientos y asambleas regionales bajo el lema “por la paz y la libertad”, según su presidente Nikolái Ribakov.

Estas elecciones serán las segundas rusas, y las primeras presidenciales, desde 1993 sin observadores de la OSCE. Como en los pseudorreferendos de anexión de territorios ucranianos ocupados en 2022, el Kremlin traerá sus propios “observadores internacionales”, algunos de ellos ciudadanos españoles, para simular transparencia.

Voto por internet y control gubernamental

En esta ocasión, las autoridades han implementado el polémico voto electrónico en 27 puntos electorales, incluyendo Moscú y San Petersburgo. Golos denuncia que este sistema es absolutamente opaco y controlado por el Kremlin, donde solo las cifras finales son visibles en una pantalla, con acceso restringido al código.

La otra opción para el Kremlin es la aplicación GEO-SMS de Rusia Unida, donde empleados públicos pueden certificar con la geolocalización de su teléfono que acudieron a votar. Esta coacción es considerada inconstitucional, ya que no votar también es una opción política.

Elecciones en territorios ocupados y cuestionamientos

La celebración de las elecciones en territorios ocupados, incluida Crimea, ha generado controversia. La comunidad internacional no reconoce su anexión y la organización de las elecciones allí contradice la legislación rusa.

La Plataforma Europea para las Elecciones Democráticas (EPDE) insta a la comunidad internacional a no reconocer los comicios en estos territorios, donde aproximadamente 5 millones de votantes están forzados a participar, representando un 4.8% del total de votantes.

El investigador electoral Serguéi Shpilkin ha estimado entre 10 y 15 millones de votos irregulares en las elecciones rusas desde 2008. La manipulación y los esfuerzos del Kremlin para fomentar la participación, a la vez que desinteresa a los candidatos, plantean serias dudas sobre la integridad de estos comicios.

Putin, el presidente ruso, ha evitado los debates electorales y las televisiones federales han dedicado poco espacio a sus “rivales”. Mientras tanto, el presidente eterno aparece exultante en las pantallas de los hogares rusos, destacando una vez más su omnipresencia en la política del país.

Estas elecciones no solo determinarán el futuro de Rusia hasta 2030, sino que también plantean interrogantes sobre la democracia y la transparencia en el país. Mientras el mundo observa, los ciudadanos rusos se enfrentan a la difícil tarea de expresar su voz en un sistema diseñado para mantener a Putin en el poder.

 

Vía El País