El golpe estratégico de China que sacudió a la industria de defensa de Estados Unidos
A 14 de abril de 2025
PEKÍN / WASHINGTON.— En un movimiento estratégico cuidadosamente calculado, China asestó un golpe inesperado a la industria de defensa de Estados Unidos, afectando uno de los pilares fundamentales del poderío militar estadounidense: el suministro de tierras raras. Lo que comenzó como una escalada de tensiones comerciales bajo el mandato del expresidente Donald Trump, terminó revelando una vulnerabilidad crítica de Washington frente a Pekín.
Durante su administración, Trump impulsó una política comercial agresiva hacia China, con aranceles, restricciones tecnológicas y amenazas de desinversión. Como respuesta, China ejecutó una maniobra que Estados Unidos no vio venir: limitar la exportación de tierras raras a empresas estadounidenses. El impacto fue inmediato y profundo, especialmente en los sectores tecnológico y de defensa.
¿Por qué son tan importantes las tierras raras?
Las tierras raras, un grupo de 17 elementos químicos con propiedades magnéticas y conductoras únicas, son fundamentales para el desarrollo de tecnologías avanzadas. Desde smartphones hasta sistemas de armas de última generación, estos minerales son piezas clave para la innovación militar. El avión de combate F-35, por ejemplo, utiliza más de 400 kilos de tierras raras; un destructor de clase Arleigh Burke, más de 2,300 kilos; y un submarino clase Virginia, más de 4,100 kilos.
Este nivel de dependencia ha sido un punto ciego para Estados Unidos durante décadas. Según cifras del Banco Mundial, en 2022 el 74.6% del valor de las importaciones estadounidenses de tierras raras provino de China. En volumen, la cifra es aún más contundente: 81.9%.
El poder de Pekín sobre el mercado global
China no solo posee alrededor del 35% de las reservas mundiales de tierras raras, sino que también controla entre el 80% y el 85% de su procesamiento. Este dominio en la cadena de suministro le permite a Pekín regular el mercado a su conveniencia, como lo demostró en 2010 al reducir su cuota de exportación y disparar los precios globales.
La estrategia de China va más allá de sus propias fronteras: ha invertido en explotaciones mineras en África y América Latina, reforzando su influencia internacional sobre estos recursos críticos. Esta capacidad de mover el mercado a voluntad ha encendido las alarmas en Washington, especialmente después de las restricciones impuestas por Pekín en 2023 y la prohibición directa de exportaciones a EE.UU. en 2024.
Impacto directo en la industria armamentista
La industria de defensa estadounidense, representada por gigantes como Lockheed Martin, ha comenzado a sentir los efectos. En su informe de 2024, la compañía reconoció que las restricciones chinas han afectado directamente la producción de sistemas de misiles y semiconductores, dos componentes clave de la infraestructura militar moderna.
Este escenario obliga a Estados Unidos a replantear su estrategia de seguridad industrial. Si bien ha comenzado a explorar nuevas fuentes, como Groenlandia—que posee hasta el 25% de las reservas mundiales de tierras raras—el camino hacia la autosuficiencia será largo y costoso.
Una guerra comercial de desgaste
Ante la falta de alternativas inmediatas, Estados Unidos parece encaminarse hacia una “guerra comercial de desgaste” con China. Este enfoque, más que resolver el conflicto, sugiere una escalada prolongada donde ambas potencias buscan infligirse daño económico mutuo. El riesgo: que las tensiones comerciales deriven en una crisis geopolítica de mayores proporciones.
Mientras tanto, la jugada china ha dejado al descubierto una realidad incómoda para Washington: la supremacía militar también depende de una cadena de suministro global que ya no controla. Y en esa nueva dinámica, China juega con ventaja.
Fuente. Reuters