Las denuncias que enfrentará la administración de Eduardo Rivera ya están en la Auditoría Superior de la Federación y en la Secretaría de la Función Pública.
El precandidato del PAN, PRI, PRD y PSI a la Presidencia Municipal de Puebla deberá ser muy hábil o tener todo listo para rendir cuentas ante las autoridades. Y que varios escándalos e indicios de corrupción opacaron el “trabajo” de Rivera Pérez frente al ayuntamiento de la capital poblana.
En los documentos existen señalamientos relacionados con diversas licitaciones amañadas, donde la empresa ganadora es nada más y nada menos que la de un proveedor cercano o que dejará ciertos beneficios a los involucrados. Quienes estuvieron operando estos trabajos fueron Bernardo Arrubarrena García y Edmundo Ochoa Villar, el primero ya fuera y el segundo aún dentro. Y aunque Eduardo no tuvo mano directa, su nula capacidad de revisión o su vista gorda lo llevarán a declarar, pues es evidente que son las mismas empresas, las “consentidas” que siempre ganan y, por si fuera poco, varias cuentan con irregularidades, como cambios constantes de su dirección fiscal o ubicaciones poco creíbles para la capacidad de la empresa que presumen, por no decir empresas “fachada” o “fantasma”.
Además, el edil con licencia, será cuestionado sobre las 2 mil 111 unidades que están desaparecidas del depósito oficial de la Secretaría de Seguridad Ciudadana municipal. Y es que de 5 mil 602 vehículos, que estaban contemplados dentro del proceso de descacharrización, sólo se entregaron 3 mil 491 a la empresa encargada; de los otros 2,111 vehículos su paradero se desconoce. Aunque existe una denuncia por este hecho, poco ha informado el Ayuntamiento.
Por si fuera poco, Eduardo deberá responder por los comentarios hechos por los mimos regidores respecto al mal estado financiero que entregará a su sucesor o sucesora.
Será mucho lo que le cuestionarán Eduardo Rivera. Ojalá tenga suficientes y válidas respuestas.
