El pasado 19 de mayo, se llevó a cabo el tercer y último debate presidencial en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. A tan solo 14 días de las elecciones, los candidatos Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez presentaron sus propuestas y visiones por última vez antes de que los ciudadanos decidan quién gobernará México.
El Instituto Nacional Electoral (INE) había generado expectativas al modificar significativamente el formato del debate. Inicialmente, se había planificado un segmento “cara a cara” en el que los candidatos se enfrentarían directamente con preguntas entre sí. Sin embargo, debido a preocupaciones sobre la distribución equitativa del tiempo, el INE optó por eliminar este segmento. En su lugar, cada candidato envió 15 preguntas a la moderación, cinco por cada uno de los tres temas centrales del debate: Política Social; Inseguridad y Crimen Organizado; y Migración y Política Exterior. La moderación seleccionó una pregunta de cada aspirante para garantizar una distribución más equilibrada del tiempo.
El debate se estructuró en cuatro segmentos temáticos:
- Política Social: En este segmento, los candidatos abordaron temas cruciales como salud, educación y bienestar. Cada uno expuso sus estrategias para mejorar las condiciones sociales del país.
- Inseguridad y Crimen Organizado: Dado que este es uno de los temas más críticos para los votantes, los candidatos presentaron sus planes para combatir la violencia y el crimen organizado que afectan a varias regiones de México.
- Migración y Política Exterior: Se discutieron las políticas migratorias y las relaciones internacionales de México, destacando la importancia de una política exterior fuerte en un contexto global cada vez más interconectado.
- Democracia, Pluralismo y División de Poderes: Este último segmento se centró en la fortaleza de las instituciones democráticas, la importancia del pluralismo y la separación de poderes, elementos fundamentales para la gobernabilidad del país.
El orden de participación fue determinado previamente por el INE, comenzando con Jorge Álvarez Máynez, seguido por Xóchitl Gálvez, y cerrando Claudia Sheinbaum. Esta estructura permitió a cada candidato presentar sus argumentos de manera organizada y metódica.
A lo largo del debate, la expectativa era que, sin el segmento “cara a cara”, el encuentro sería menos confrontativo y más enfocado en la exposición detallada de propuestas y soluciones a los problemas nacionales. Esta modificación fue bien recibida por aquellos que buscaban un debate más sustancial y menos centrado en ataques personales.
El evento fue transmitido en vivo por diversos medios de comunicación, permitiendo que millones de mexicanos siguieran el debate en tiempo real. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, este último encuentro se consideró un momento clave para que los candidatos refuercen sus mensajes y capten a los votantes indecisos.
El tercer debate presidencial ha sido un punto culminante en el proceso democrático de México, proporcionando a los ciudadanos la información necesaria para tomar una decisión informada en las urnas. Ahora, con las elecciones tan cerca, los votantes están mejor equipados para elegir al próximo líder del país.