El papel del narco detrás del desborde fronterizo. Próxima reunión en Washington. Complicado deshielo con La Habana.
La de ayer miércoles fue la más sigilosa de las incursiones públicas de los enviados de Joe Biden a Ciudad de México. Casi no hubo comunicación por parte de los gobiernos, la canciller Alicia Bárcena emitió ideas vagas y poco precisas y Antony Blinken regresó a Washington tras el encuentro fugaz por Palacio Nacional.
Hoy jueves por la mañana Andrés Manuel López Obrador ofreció un mensaje relajado sobre el encuentro que poco o casi nada tiene que ver con lo conversado.
Según pudo conocer LPO, el secretario de Seguridad Interior Alejandro Mayorkas fue muy enfático en una serie de pedidos al gabinete mexicano sobre la necesidad de blindar la frontera sur, inspeccionar los trenes de carga hacia el norte del país que pudieran transportar migrantes y desmontar campamentos de migrantes, algo que ayer miércoles por la noche ya sucedía en ciudades que limitan con Texas, según informó la agencia AP.
En el encuentro se repasó la disponibilidad de recursos humanos y materiales que tienen las fuerzas de seguridad mexicanas para esta tarea. En enero tanto el secretario de la Defensa Luis Crescencio Sandoval como el de la Marina Rafael Ojeda Durán viajarán a Washington.
El general Audomaro Zapata, mandamás del espionaje doméstico, maneja la tesis de que detrás de los traslados masivos de migrantes hacia el norte hay una operación del Cartel de Jalisco Nueva Generación que ha encontrado un negocio cada vez más lucrativo en el tráfico de personas que incluye también diversos esquemas extorsivos.
Así como Washington reconoce avances en el combate al fentanilo focalizado en el cártel de Los Chapitos, ahora también se pone el acento en el Cártel de Jalisco al que se le atribuye descontrolar la frontera.
Para el jefe del Centro Nacional de Inteligencia, la operación de este grupo delictivo en materia fronteriza tiene ciertas ramificaciones en los aparatos de seguridad de los gobiernos que mayor migración generan hacia Estados Unidos como Venezuela y Cuba.
De confirmarse la sospecha, sería muy complejo que Biden aceptara algún tipo de deshielo con ambos países que pudiera conducir a relajar sanciones o, por ejemplo, en el caso cubano, retirar a este país de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
López Obrador dice querer organizar un encuentro con países latinoamericanos para analizar una estrategia frente a la migración pero es complicado que Estados Unidos quiera entrar a ese escenario donde le van a pedir regularizar migrantes indocumentados, fondos para Latinoamérica y mayores visas para solicitantes de asilo. Son todos asuntos muy complejos para un gobierno demócrata que se encamina a la temporada electoral.