Revelaciones en el Caribe. Los negocios en el sector de medicamentos. Confrontación abierta en el cierre del sexenio.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad le asestó hoy lunes una estocada contundente a Marcelo Ebrard como precandidato de la 4T y a Carlos Slim como jerarca del empresariado nacionales. La investigación de la ONG controlada por Claudio X. González Guajardo parece anticipar una performance demoledora contra Morena en el tramo final del sexenio.
En esa tónica se enmarca una novedad que se dice casi en susurros al interior del elenco oficial: MCCI está detrás de la vida empresarial de Andrés López Beltrán, desde sus presuntas incursiones en negocios restauranteros -se investigaba una inversión en New York-, pero sobre todo hoteleros, petroleros y de la industria médica así como también su movilidad.
Para entender: los investigadores van tras el rumor de que el hijo del presidente se desplaza por la república a bordo de un avión privado. Muy lejos de las normas de austeridad más elementales. El rumor del supuesto avión se originó en Cancún a partir de los saraos que suele animar Jorge Emilio González, de quien la discreción nunca ha sido una cualidad demasiado evidente.
Estas cuestiones son tóxicas para el Gobierno porque la trama de la casa gris de Houston revelada por el periodista Carlos Loret de Mola hundió en el desconcierto durante dos semanas a la 4T. A partir de ese caso se entendió que Andrés Manuel López Obrador no es independiente de las actividades de sus hijos.
Para los ojos de la oposición, y de MCCI, el transcurrir de Andrés López Beltrán ofrece oportunidades que no suceden con su hermano José Ramón. Este último es un hombre de bajo perfil, escasa vida laboral y muy dedicado a una existencia familiar, en los suburbios de Houston.
“Andy”, en cambio, es un actor del sistema político. Habla con gobernadores y funcionarios de su padre, tiene acceso a algunos de los empresarios más prominentes del país y ya pesa en cuestiones de política electoral, como es el caso de la candidatura de Mara Lezama en Quintana Roo.