La preocupante problemática del robo y contaminación del agua en México ha sido expuesta por una investigación conjunta realizada por El Economista en alianza con Connectas. El reportaje “Huachicoleros del Agua” revela cifras alarmantes: entre 2019 y septiembre de 2023 se detectaron al menos 131,603 tomas clandestinas en ductos de agua públicos, distribuidas en 239 municipios del país.
Las tres entidades con mayor incidencia de robo de agua a través de tomas clandestinas fueron identificadas como Aguascalientes, con 30,829 casos reportados en el periodo mencionado. Le siguieron el Estado de México con 14,836 y Nayarit con 12,628 tomas clandestinas detectadas.
El reportaje señala que la falta de presupuesto y personal en los organismos encargados del suministro de agua es un factor que contribuye a la proliferación de estas prácticas ilegales. La mayoría de estos organismos operan con recursos limitados, lo que dificulta su capacidad para detectar y prevenir el robo de agua.
Contaminación: un problema creciente
Además del robo, la contaminación del agua es otro desafío significativo para México, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). De acuerdo con información actualizada hasta el 2022, alrededor del 60% de los sitios monitoreados en aguas subterráneas y superficiales muestran algún tipo de afectación.
En el caso de las aguas subterráneas, de los 775 sitios monitoreados, el 38.8% estaban en estado “rojo”, es decir, contaminados con metales u otros elementos perjudiciales para la salud humana. Otros 144 sitios (18.5%) se encontraban en estado “amarillo”, mientras que 329 lugares (42.4%) estaban en estado “verde”.
Para las aguas superficiales, la situación no era menos preocupante. De los 1,723 sitios monitoreados, 495 (28.7%) estaban clasificados como “rojos”, 779 (45.2%) como “amarillos” y 449 (26%) como “verdes”.
Al sumar los sitios en estados “rojo” y “amarillo”, se revela que el 73.9% de los lugares monitoreados presentaban niveles de contaminación que los hacen inadecuados para el consumo humano.
Estos datos subrayan la urgencia de abordar tanto el robo de agua como la contaminación, dos problemas que afectan no solo la disponibilidad de este recurso vital, sino también la salud y bienestar de la población mexicana.
Vía El Economista
