El “infierno” de Angélica: una niña ‘vendida’, violada y encarcelada en la montaña de Guerrero

Por: Adán Morales

@adangio

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“Estamos en un momento crítico por lo que han representado los matrimonios forzados en la montaña”, reconoció Abel Barrera.

 

Angélica, una niña de la Montaña de Guerrero, vivió un “infierno” con su suegro, que primero la compró para casarse con su hijo, luego abusó de ella y la acusó de robo por lo que la menor terminó en la cárcel .

Rutilio “N”, suegro de Angélica “N” y quien la ‘compró’ por 135 mil pesos cuando ella tenía 11 años, fue detenido esta semana por la Fiscalía de Guerrero, acusado del delito de violación equiparada, así como de trata de personas y lesiones. El dictamen médico estableció que hubo violación contra la menor y que causó daños psicoemocionales graves.

Abel Barrera Hernández, director y fundador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, expuso cómo en la montaña de Guerrero las niñas son vendidas a sus esposos por “costumbres” que no han podido ser erradicadas, sobre todo, dijo, por la complicidad de las autoridades locales.

“Estamos en un momento crítico por lo que han representado los matrimonios forzados en la montaña. Hay una niña que tuvo el valor de huir de la casa del suegro para refugiarse con su abuela y pedir el apoyo. Ya no soportaba, 4 años sufriendo acoso, amenazas y esta consumación sexual que se dio lamentablemente y no encontró en la autoridad local, el comisario o la sindicatura, el respaldo, al contrario, ella se sintió acorralada por los hombres, en el sentido de que las mujeres no tienen ese reconocimiento de ser escuchadas, de ser atendidas, de sobre todo llamar a los padres, a los suegros que hacen estos acuerdos al margen de las niñas, obligadas a establecer alianzas matrimoniales sin consultarlas“, narró en entrevista con Carmen Aristegui.

“El caso de Angélica vino a detonar un problema tan grave que en Guerrero no ha sido atendido en su justa dimensión. Hay alerta de género en Guerrero y a pesar de esto todo se redujo a simples reuniones burocráticas en las ciudades… Nunca ha habido ese compromiso de estar al lado de las niñas. Los Ministerios Públicos en lugar de creer en las denuncias, se van contra ellas, difunden estos casos de manera amarillista para seguir desprestigiando la lucha de las niñas y de las mayores y al mismo tiempo se coluden con los padres que ofrecen dinero a cambio de que no les hagan nada”.

Angélica, ya de 15 años, estuvo encarcelada por 11 días en la comunidad de Dos Ríos, municipio de Cochoapa el Grande, por la Policía Comunitaria, bajo la acusación de ‘Rutilio’ de que se había robado unos huipiles.

“El caso de Angélica rompió con este cerco informativo e hizo ver cómo se somete a las niñas en la montaña… se logró con mucho dolor, que ahora Rutilio (suegro de Angélica) esté detenido y sea procesado. Rutilio ya había pedido no solamente los 135 mil pesos que pagó hace 5 años para que su hijo estableciera esta unión matrimonial con Angélica sino que exigía a los padres el pago de 265 mil pesos y a cambio de que consiguiera el papá ese dinero porque estuvo en la cárcel previamente, detuvieron a la niña, estuvo 11 días encerrada en Dos Ríos, lamentablemente esta situación se complicó porque temían que estando en la cárcel la niña fuera violada, y la abuelita no tuvo otra alternativa que quedarse a velar por su nieta, junto con los demás nietos, los pequeños nietos, 3 nietos, ahí en el corredor de la comisaría, día y noche. Esto es un martirio porque no hay manera de que realmente se atienda el clamor de las mujeres”, aseveró.

“Tenemos otro caso igual, se obligó a que se reintegrara el dinero que se pagó por otra niña”, refirió.

Explicó que en la montaña “hay la tradición de que las niñas se van a casa de los suegros, y en el momento que llegan automáticamente se ponen a disposición de lo que diga la suegra, lo que diga el suegro, para hacer todas las actividades domésticas”, narró Abel.

“Esta situación de la mercantilización es lo que en verdad ahora esclaviza más a las niñas y lamentablemente se ha considerado como usos y costumbres, esto ya no tiene una cobertura comunitaria porque antes lo hacían con los principales, con el comisario, era una ceremonia, ahora son transacciones individuales entre el padre de la niña y el padre del niño, acuerdan la cantidad, obviamente las niñas desconocen estos acuerdos, simplemente se ven en un lugar, entregan el dinero y la niña se tiene que ir. Ese botín del manejo de una menor es a capricho del suegro, rompieron el tejido comunitario y están causando graves daños a las niñas que además no tienen la oportunidad de estudiar”, anotó.

“Quisiéramos denunciar que las autoridades locales, el MP, no están protegiendo como debería ser a las mujeres que han llegado al Ministerio Público a presentar una denuncia… en lugar de proteger y emitir peritajes favorables, con contrarios, tenemos que mostrar ese rostro de una justicia misógina, patriarcal, que todavía no se desmonta en las estructuras del Estado”, pugnó.

Pese a la alerta de género, “no ha cambiado nada”, esto “requiere una intervención de todas las autoridades para que se haga sentir que en la montaña habrá autoridades cercanas para que nunca más sucedan cosas tan cruentas como lo que ha vivido Angélica, es un infierno”, acotó. 

No hay compromiso de autoridades de estar del lado de las niñas para evitar que las vendan en la montaña de Guerrero
Abel Barrera Hernández, director y fundador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, expuso cómo en la montaña de Guerrero las niñas son vendidas a sus esposos por “costumbres” ancestrales. La Fiscalía de Guerrero detuvo el miércoles a Rutilio Julián Moreno, suegro de Angélica, la menor de edad que lo acusó de querer violarla en repetidas ocasiones y que fue encarcelada en represalia por hacer la denuncia. “Hay la tradición de que las niñas se van a casa de los suegros y en el momento que llegan automáticamente se ponen a disposición de lo que diga la suegra, el suegro, para hacer todas las actividades domésticas”, narró Abel.