La captura deJorge A. Sánchez, exagente del CISEN, fue el 8 de noviembre en la colonia Los Reyes (Tijuana); la FGR lo presentó ante juez federal.
La Fiscalía General de la República (FGR) ejecutó la aprehensión de Jorge Antonio Sánchez Ortega, exagente del entonces CISEN, identificado en indagatorias como el presunto coautor del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta (23 de marzo de 1994). La captura ocurrió en la colonia Los Reyes, Tijuana, y el detenido fue puesto a disposición de un juez federal para definir su situación jurídica.
La versión oficial apunta a que el aseguramiento se cumplimentó en una vivienda sin número y obedeció a un mandamiento federal, luego de que en 2024 se habían solicitado órdenes de aprehensión que no prosperaron por decisiones judiciales. En 1994, Sánchez Ortega ya había sido detenido minutos después del atentado en Lomas Taurinas, con manchas de sangre en su chamarra y prueba de rodizonato positiva, pero fue liberado por falta de elementos.
La FGR reactivó el expediente a partir de una revisión integral del caso solicitada por la CNDH, y en 2024 el Ejecutivo federal ventiló públicamente que las nuevas pesquisas señalaban posibles maniobras de Genaro García Luna “para rescatar al segundo tirador”, lo que tensó el tema con el Poder Judicial tras negativas de orden de captura.
Treinta y un años después del magnicidio más estudiado de la transición mexicana, el arresto de Sánchez Ortega reabre la discusión sobre la versión de un solo tirador y las fallas de la investigación original. Medios locales y nacionales confirmaron la presentación del detenido ante autoridad federal y su relación laboral con el CISEN en 1994, con apenas siete meses de antigüedad al momento del crimen.
Mientras se define la vinculación a proceso, la FGR sostiene que cuenta con nuevos indicios para atribuirle coautoría; el caso vuelve a colocarse en el centro del debate sobre verdad histórica, responsabilidades institucionales y control civil sobre las agencias de inteligencia. Sánchez Ortega será clave para contrastar linajes balísticos, trayectorias, tiempos–movimientos y la siempre polémica hipótesis del “segundo disparo” en Lomas Taurinas.
