Gobierno Fósfo-ro, Fósfo-ro

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Oooootra vez el gobierno Fosfo-Fosfo de Nuevo León acapara los titulares nacionales. Ahora con un tema muy candente: el ataque con fuego al Palacio de Gobierno. Fósfo-ro, Fósfo-ro

POR RAMÓN ALBERTO GARZA

Oooootra vez el gobierno Fosfo-Fosfo de Nuevo León acapara los titulares nacionales. Ahora con un tema muy candente: el ataque con fuego al Palacio de Gobierno. Fósfo-ro, Fósfo-ro.

El incendio se dio en el emblemático día del 8M (8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer) al finalizar la marcha de unas 20 mil mujeres por las céntricas calles de Monterrey.

De ese contingente, unas 30 fueron las que vandalizaron y destrozaron las puertas, ventanas y vitrales del recinto histórico, construido por el general Bernardo Reyes, entre 1895 y 1908.

El vandalismo en el Palacio de Nuevo León contrastó con lo ocurrido en la Ciudad de México, en donde un impenetrable cerco circuló al Palacio Nacional.

Esa muralla de concreto y acero impidió que, contingentes de mujeres similares a los que se presentaron en la metrópoli regia, atacaran el recinto presidencial, como sí sucedió hace un año en el mismo Día Internacional de la Mujer.

Lo primero que sorprendió en el ataque al Palacio de Gobierno de Nuevo León fue la ausencia visible de seguridad.

El parte oficial advirtió que, antes de que el contingente llegara, se detectó un frente de mujeres provocadoras que iban dotadas de palos, mazos, martillos y bombas molotov.

La orden fue retirar a los elementos de seguridad, dejar unas pocas mujeres policías, en un intento por evitar una confrontación en la que la sangre dominara la escena de la provocación.

Esa decisión fue la que permitió a la treintena de mujeres pintarrajear la cantera centenaria y destruir las puertas y ventanas de la fachada. Seis vitrales, tres de ellos originales, fueron destruidos completamente.

De inmediato, el gobernador Samuel García salió a rendir parte y mensaje en su Twitter, para decir que los daños serían pagados de su bolsa, no de la Tesorería.

Pero esa “generosidad” duró muy poco, porque horas después, el gobernador Fósfo-ro, Fósfo-ro se desdijo y anunció que buscarían que el seguro del inmueble se hiciera cargo de los gastos.

Sin embargo, lo relevante es quién o quiénes patrocinaron el contingente vandálico que se infiltró en la marcha de unas 20 mil mujeres, que por su desplazamiento ordenado prometía ser pacífica.

Una hipótesis es que, coincidencia o no, la quema del Palacio de Gobierno de Nuevo León se dio el mismo día en que -en medio de una severa sequía- el gobierno de Samuel García anunciaba aumentos de hasta 50 por ciento a los 350 mil usuarios del servicio. Todos hablarían del incendio en Palacio y pocos de la carestía en sus recibos del agua.

Una segunda hipótesis es que el vandalismo se desató el mismo día en que el gobierno naranja le congeló las cuentas a dos colaboradores muy cercanos al ex gobernador Jaime “El Bronco” Rodríguez.

La primera acción que apunta hacia la gran corrupción de su antecesor, incluye la inhabilitación de las cuentas bancarias de Manuel Vital, el ex secretario de Desarrollo Sustentable y de María de los Ángeles Errisúriz, la ex secretaria de Educación. El vandalismo sería una respuesta con la que se buscaría enviar un mensaje.

Y la tercera hipótesis es que las 30 mujeres que vandalizaron fueron trasladadas desde la Ciudad de México hasta Monterrey, precisamente la semana en que el gobernador Samuel García cuestionó al presidente Andrés Manuel López Obrador por su rechazo para apoyar el proyecto de traer agua del río Pánuco a Nuevo León, indispensable para resolver la crisis en el largo plazo.

Sea cual fuere el escenario, está claro que la falta de resguardo de los inmuebles, tanto por autoridades estatales como municipales, facilitó el vandalismo y la destrucción de edificios históricos.

La pregunta no se centra solo en quién cubrirá el costo del vandalismo al Palacio de Gobierno, sino quién pagará los daños ocasionados a otros edificios emblemáticos y que incluyen el Círculo Mercantil, donde destrozaron 16 vitrales; el Casino Monterrey, cuya fachada fue pintarrajeada al igual que la del moderno Museo Marco.

Como dato curioso, la co gobernadora Mariana Rodríguez, esposa de Samuel García, presumía en sus redes que había acudido a su primera marcha en el Día Internacional de la Mujer.

En su comunicado pedía perdón por haberse sentido ajena a esa causa por tantos años… Perdón, porque ella no tenía que marchar. Pidió perdón por haber juzgado desde su privilegio y perdón por haber dicho en alguna ocasión que ella no era feminista.

Pero ni la “generosidad” de Samuel García, ni el “arrepentimiento” de Mariana Rodríguez acabarán por reparar los daños al patrimonio estatal y a las propiedades privadas, que no fueron resguardadas por las autoridades.

El gobierno Fosfo-Fosfo es ahora el gobierno Fósfo-ro Fósfo-ro. El pueblo espera la captura de las culpables y que paguen sus destrozos.

El fuego del Palacio de Gobierno no se apagará con el agua cara ni con actos de contrición difundidos en las redes sociales. Una acción tan violenta como ilegal solo se frena aplicando la ley.

A propósito, ¿qué control de daños hicieron frente a esta conflagración los cárteles Jalisco Nueva Comunicación y la Familia Michoacana, que tanto le cobran por sus “estrategias” al gobierno de Nuevo León?