Ante los cambios en la educación con la Covid, padres y madres se cuestionan si es necesario inscribir a sus hijos a una escuela. El homeschooling surge como opción: educarlos en casa, sin estar matriculados en un colegio, es viable en México.
Por Alejandra Crail
EMEEQUIS.– Antes de la Covid, la familia Bolaños ya había apostado por la educación en casa. Lo que para millones de familias mexicanas fue un cambio de 180 grados en su estilo de vida y en el modelo educativo de sus hijos, para ellos era la normalidad.
Santiago, de 10 años; Valeria, de ocho, y Juan Pablo, de cuatro, son educados en su hogar en Mexicali, Baja California, desde mediados de 2015. Estudian por igual matemáticas que español, lógica, caligrafía y ciencia. También descubren, con ayuda de sus padres, sus propios intereses y los desarrollan, lejos de lo que marca el sistema educativo tradicional. Hace cinco años, su familia decidió que ellos no portarían uniformes ni asistirían a un aula.
“El homeschooling (educación en el hogar) no es un modelo educativo, es un estilo de vida”, dice en entrevista Fernanda Villarreal, diseñadora, madre y cofundadora de la red Homeschooling: Escuela en Casa y Familia.
Recuerda que, junto con su esposo, Gerardo Bolaños, productor audiovisual, apostaron por hacer el cambio, pese a las críticas de familiares y amigos, porque vieron en la educación en el hogar la forma de ofrecerle a sus hijos enseñanzas de acuerdo con sus necesidades particulares.
Una visión similar a la de Erandy Mendoza, quien junto con su esposo, decidió desde antes de tener hijos buscar una opción ajena al sistema educativo tradicional.
“Fue por nuestra experiencia propia. Nos dimos cuenta que nos iba muy bien, aunque no nos dedicamos a lo que estudiamos. Yo soy veterinaria, él es ingeniero en procesos industriales, pero yo trabajo como fotógrafa y él en sistemas”, cuenta la joven, que además ayuda a padres con asesorías sobre homeschooling en su página Librement.
En 2013, tras embarazarse de su primera hija, se plantearon cumplir lo que siempre habían planeado para sus hijos: educarlos en casa. Al investigar, encontró grupos de Facebook que orientaban a otros padres y ubicó una comunidad en su ciudad, Guadalajara, Jalisco, de hasta 200 familias diversas que adoptaron esta modalidad.
Se empezó a preparar a través de cursos y libros y comenzó a educar así a una pequeña de seis años y a un niño de tres.
LA COVID LO CAMBIÓ TODO
El 23 de marzo, casi un mes después de que se presentó el primer caso de coronavirus en el país, fue el último día que se permitieron clases presenciales.
Días antes, por medio de un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación y firmado por el secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, se decretó que todo el personal docente y administrativo de las escuelas públicas, en todos los niveles de enseñanza, debía participar en el “aislamiento voluntario preventivo, en sus hogares”, a partir del martes 24 de marzo, con la misión de reducir los contagios de Covid-19.
Lo que vino fue confusión. Padres y madres que tuvieron que acomodar sus horarios laborales, aún presenciales, con apoyar a sus hijos con la escuela desde casa; profesores que reinventaron las formas de dar clases; la visibilidad de las carencias, que para muchos significó la imposibilidad de continuar sus estudios, porque no tenían una computadora en casa, Internet o lo más básico: luz.
De las escuelas particulares emanaron conflictos: colegiaturas que se seguían cobrando aún con el incremento del desempleo, la reducción de los horarios escolares y la desaparición de las actividades extracurriculares. Esto provocó la salida de miles de alumnos de la educación particular, como lo reportó EMEEQUIS.
Todo esto, en suma con el arranque del nuevo ciclo escolar, programado para el 24 de agosto, que contempla las clases a distancia, hizo que los padres cuestionaran si el sistema educativo actual es apto para sus hijos, detalla Fernanda.
“Con todo esto, lo que para los padres que llevamos años haciendo homeschooling era normal, para el resto se volvió un problema. Las familias comenzaron a preguntarse ‘¿y ahora qué hago con mis hijos?’”.
CRECE EL INTERÉS POR EL HOMESCHOOLING
Tanto Erandy como Fernanda han visto incrementar el número de seguidores en sus plataformas de orientación a padres, también las solicitudes de asesoría y el aumento de los miembros de la comunidad de apoyo para padres tras el Covid.
Erandy cuenta 20 familias nuevas que se encuentran tomando los talleres de orientación que ofrece en su plataforma y Fernanda, aunque no pone un número claro, sí reconoce que ha aumentado el número de solicitudes de sus servicios. Ella ofrece la creación de un simil a un plan de estudios, modalidad homeschooling, personalizado para las características específicas de cada niño.
Es normal, dice Erandy, que con la llegada del Covid, muchos padres estén mirando esta opción, porque las ventajas del sistema educativo ya no están presentes. Ahora los padres están obligados a dar un seguimiento puntual de la educación de sus hijos: “muchos se están preguntando si vale la pena seguir inscritos en un colegio”.
De acuerdo con el estimado de la Asociación Nacional de Escuelas Particulares, al menos el 30% de la matrícula de las escuelas privadas desaparecerá este nuevo ciclo escolar, muchos de los alumnos cambiarán a escuelas públicas, mientras que otros no volverán al sistema educativo y, en ese espectro, caben aquellos que apostarán por el homeschooling.
Hay escuelas, explica Erandy, que presentan planes de homeschooling a los padres, pero en realidad siguen estando dentro del sistema educativo, sólo que a través de plataformas digitales, por lo que no coinciden con la esencia de la educación en casa, que es salir por completo del sistema.
Esta confusión, explica, le lleva a tener padres que preguntan por boletas y certificados, cuando esto no funciona así. “La certificación es posible con el homeschooling, pero los padres deben de entender que este modo de vida no está relacionado con documentos oficiales, ni con evaluaciones tradicionales”.
¿ES LEGAL ESTA PRÁCTICA EN MÉXICO?
Una de las preguntas más frecuentes que reciben tanto Fernanda como Erandy es si no se incurre en un delito al sacar del sistema escolarizado a los hijos. Y es que, a diferencia de países como Estados Unidos, que tiene casi dos millones de niñas y niños educados en casa de forma reconocida por el Estado, en México no hay una ley que estipule o rechace que los padres opten por sacar a sus hijos de las escuelas.
La educación obligatoria, enmarcada en el artículo tercero de la Constitución Política de México, no es sinónimo de que deban recibir esta educación en un aula obligatoriamente o como parte del sistema educativo establecido por el gobierno mexicano, explican las especialistas.
No hay ninguna cláusula en la legislación mexicana que sancione elegir educar a los hijos en casa. “No hay leyes que prohíban explícitamente el homeschooling, pero tampoco que lo regulen”, detalla Erandy.
La Ley General de Educación, en su artículo 64, habla, en cambio, de la obligación del Estado, por medio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de establecer los procedimientos necesarios para expedir certificados, constancias, diplomas o títulos a quienes acrediten conocimientos en relación a cierto nivel educativo, adquiridos de forma autodidacta, a través de la experiencia laboral o de otros procesos educativos.
En este sentido, la certificación –si así se busca– de niñas y niños educados en casa, es posible.
¿CÓMO SE GRADÚA UN NIÑO EDUCADO EN CASA?
A diferencia de lo que marca el sistema educativo tradicional, el homeschooling no limita el tiempo de aprendizaje de niñas y niños. No hay un ciclo escolar ni la obligación de tener horarios definidos ni fechas para acreditar los conocimientos por medio de un examen.
“La mayoría de los padres se enfocan en el resultado final, en una calificación, pero esto no garantiza que el niño haya aprendido. El sistema educativo actual permite que los niños memoricen las enseñanzas, pero no que hagan procesos mentales que les permitan aprender de verdad”, critica Fernanda.
Del otro lado de la moneda, señala, el avance en el homeschooling tiene que ver con desarrollar en los hijos el gusto por aprender, sin que esto se vuelva una carga, por ende, la meta no es tener buenas calificaciones en una boleta, sino usar conscientemente los conocimientos adquiridos.
“Las evaluaciones como tal no existen en el homeschooling. Como padre no te interesa medir con un número el desarrollo de tu hijo, sino que los conocimientos sean visibles y útiles”, detalla.
No se pasa de grado sino que se van incorporando nuevos retos en los temas tratados. En el caso de la familia Bolaños, ellos siguen la base de conocimientos que marca la SEP, que refuerzan con recursos internacionales. Hay otros padres que apuestan por los recursos educativos del homeschooling de otros países, como Estados Unidos, y unos más que son creyentes de la educación libre (unschooling), que privilegia los intereses del menor por encima de la propuesta académica.
Cuando un padre o madre busca obtener una certificación oficial que acredite que su hijo cursó primaria o secundaria, tiene varias opciones.
La primera es acudir al Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y solicitar un examen dentro del programa 10-14 para niños en ese rango de edad que busquen acreditar sus conocimientos de educación primaria. Y uno más, que se puede hacer después de los 15 años, para acreditar lo aprendido en relación a la secundaria.
Para grados académicos de preparatoria, está la posibilidad de hacer un examen de conocimientos ante el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval).
Y la segunda es que si eligieron apoyarse en alguna institución internacional, pueden solicitar la revalidación de materias ante la SEP.
OPORTUNIDAD DE ACERCAMIENTO ENTRE PADRES E HIJOS
“Con la pandemia, muchos padres han notado que no conocen a sus hijos”, dice Fernanda. La dinámica de los hogares donde ambos trabajan o de familias monoparentales que están en esta misma situación, evita que haya relaciones cercanas entre padres e hijos, asegura.
Por eso invita a que en este periodo de aislamiento voluntario, se aproveche el tiempo para valorar también el tipo de educación que reciben los niños y el papel que tienen como padres en este proceso.
“Este es un momento de replantearnos qué ciudadanos futuros estamos creando y reforzar los lazos entre las familias, que por las viejas dinámicas de vida se habían roto. La Covid nos está dando una oportunidad para acercarnos a nuestros hijos con o sin homeschooling”.
@AleCrail